3.500 millones de euros para empezar. Ese es el dinero que se repartirán los 12 clubes fundadores más los otros tres que están en camino de sumarse al proyecto como punto de partida. Con ese dinero se intentará minimizar el impacto provocado por la pandemia en la economía de los clubes en un intento de minimizar la crisis y de restablecer los parámetros en los que se movía el fútbol hasta el mes de marzo del años 2000.
JP Morgan es la entidad financiera que está detrás del proyecto de la Superliga y la que sirve de referencia a la hora de consolidad una competición que nace bajo el reclamo de la necesidad de los clubes de dar un paso adelante, tanto en lo económico como en lo deportivo.
Se apunta a que el ganador de la Superliga podría llegar a llevarse una cantidad cercana a los 400 millones de euros, por los 120 millones de euros que puede llegar a llevarse en esta edición el ganador de la Champions League. El Barcelona se embolsó en 2019 un total de 117 millones, el que más se llevó.
En el último trienio el reparto de los 1950 millones por campaña ha sido el siguiente: 488 millones, el 25%, se destina a los pagos iniciales; 585 millones a los pagos por resultados. Otro tanto a los pagos por el 30%, se asignará al pago por el coeficiente basados en el rendimiento en los últimos 10años. El dinero restante, 292 millones, el 15%, se repartirá en base a importes variables. La Superliga no ha confirmado el reparto, pero la cantidad casi triplica a la que actualmente pone sobre la mesa la Champions League.
Los derechos audiovisuales y comerciales
¿Cómo es posible ese aumento? Según confirman desde la Superliga gestionando ellos directamente los derechos comerciales y audiovisuales, punto de partida del proyecto de una competición que generaría más interés mediático.
Además, el fondo de solidaridad de la nueva competición habla de 10.000 millones de euros, por los 4.100 millones de euros que en 2020 destinó la UEFA y que se reparten a través de las federaciones.