¡¡¡La cuarta maravilla de ESPAÑA!!!
En un partido inolvidable, con una segunda parte desatada, Oyarzabal sentencia la Eurocopa cuando Inglaterra se había crecido con un gol de Palmer que había igualado el inicial de Nico
El gol de Marcelino, el de Torres, el coro de pases de KIev y las dianas de NIco Williams y Oyarzabal. España sella su cuarta Eurocopa, la de la ilusión, con un triunfo memorable tras una segunda parte desatada. Este grupo se merece sacar el pueblo a la calle y Luis de la Fuente oposita a ser uno de los grandes de la enciclopedia de nuestro fútbol.
Después de Villalonga, Luis Aragonés y Del Bosque hay que dejar hueco a De la Fuente, un antidivo que ha sacado el glamour de la modestia y la prudencia. La Eurocopa alemana aúpa a una generación destinada a alegrar el fútbol español. Sólo hay un camino y ese lo recorrieron desde el primer día. Nico Williams abrió la cuenta, Palmer empató y cuando sólo había caras de angustia Oyarzabal sacó la puntera en un envío de Cucurella para abrir la verbena.
Para el éxito España tuvo que atravesar todo tipo de desgracias. Antes del descanso se lesionó Rodri, perdonó varios goles tras romper el marcador con Nico y Palmer aturdió un rato al grupo con un gol en el primer remate peligroso de Inglaterra. Como último héroe hay que dejar a Dani Olmo, que salvó con la cabeza un remate en la línea cuando el champán ya estaba a punto.
Berlín, la ciudad que el mundo se repartió en quesitos, la de Jesse Owens, la de las ruinas sobre las ruinas, la de los garitos de Marlene Dietrich, la de los espías, la del muro, la de Billy Wilder, la de Philip Kerr y su Bernie Gunther, es desde ahora también la de una manera de entender el fútbol, la de España en 2024.
Inglaterra ata a España
Salvo excepciones (2012) las finales de Eurocopa no son para las artes escénicas. Southgate, como si fuera un licenciado en Oxford en táctica, entendió que había que convertir el partido en un barrizal para que España no estuviera cómoda. Su primera decisión fue una ecografía, mandar a Foden, la joya zurda del City, sobre su compañero de club, Rodri, el que lleva las linternas del juego español.
Con este primer mandamiento por bandera el partido se consumía en batallas de músculo y tendones. Nico Williams, con problemas físicos prematuros, lo intentaba ante Kyle Walker, un mal enemigo si hay que batir el récord de 800 metros. Stones era una pantera para tapar cualquier travesura y sobre Dani Olmo, un artista en el enganche entre líneas, se intuía una trampa para elefantes.
En un panorama envenenado tampoco Lamine Yamal podía destapar el frasco de su zurda. Inglaterra imponía su mapa del partido: mucha refriega, pocas ocasiones y la mirada larga.
Sobre edades, en esta Eurocopa del talento, Inglaterra puede competir en la foto de España. En la fraternidad de Southgate prosperan Mainoo (19 años), Bellingham (21), Saka (22) y Foden (24), aunque el del City ya sepa el latín del fútbol. El equipo inglés escondió el talento durante tres semanas como si estuviera disimulando hasta que la chilena de Bellingham encendió la banda sonora de los pubs.
Ocasiones perdonadas
Con Foden en un nuevo oficio los ingleses esperaban su momento con paciencia. Saka jugaba un derbi londinense con Cucurella, Bellingham no pisaba el área y Harry Kane sólo enseñó la bota para amoratar a Fabián Ruiz.
El remate maldito a la primera parte fue la lesión muscular de Rodri. Tras el descanso su relevo natural, Zubimendi, llevó la brújula del juego español. No hay manera de entender el fútbol. En la primera jugada de la segunda mitad Nico Williams rompió la cerrajería inglesa. España entró en un concurso de ocasiones perdonadas.
Southgate miró al banco y mejoró su equipo. Bellingham se puso a jugar y Palmer, recién llegado, empató con la izquierda. Ya no había tiempo para la calma. Pickford evitó la rúa a Lamine Yamal antes de la puntera de Oyarzabal, historia ya eterna del fútbol español.