El joven delantero del Barcelona, en racha en este inicio de temporada, podría pasar por el quirófano y estar varios meses de baja. A Ansu Fati la va a tocar ahora vivir de nuevo la cara más amarga del fútbol. Después de un inicio de temporada con Ronald Koeman en el banquillo del todo fulgurante, con cinco goles en diez partidos, cuatro en siete de Liga y uno en tres de Champions, tendrá que estar un tiempo indeterminado en el dique seco. El club azulgrana confirmó por medio de un comunicado que sufre una rotura del menisco interno de la rodilla izquierda. Y, por ahora, prefiere no detallar ni el tratamiento que se va a seguir para recuperarlo ni cuánto tiempo deberá permanecer alejado de los terrenos de juego. La lesión, en este caso, sería producto de la dura entrada de Mandi que significaría el primero de los dos penaltis señalados a favor de los azulgrana y que Antoine Griezmann envió a las manos de Claudio Bravo.
El doctor Ripoll da un diagnóstico inicial a la lesión del jugador azulgrana
En caso de optar por un tratamiento quirúrgico, existen dos vías: extirparlo o suturarlo. Si se elige la segunda opción, deberá estar un mínimo de entre dos meses y medio y tres meses de baja. En el caso de retirarlo, estaría alrededor de un mes de baja, pero las consecuencias, al tratarse de un jugador joven (cumplió los 18 años el pasado 31 de octubre) podrían ser muy negativas. Aunque hace años se consideraba que el menisco en general no tenía una función significativa, se ha descubierto que juega un papel crucial en la conservación del cartílago de la rodilla. Algo absolutamente vital para un futbolista. Y, además, sin esta estructura, se aumenta el riesgo de padecer artrosis.
La rodilla ya le ha dado varios quebraderos de cabeza a Ansu Fati desde que se estrenó como jugador del primer equipo azulgrana. La temporada pasada, una molestias en los tendones de la rodilla derecha le obligaron a parar durante ocho días en el mes de septiembre de 2019 y cuatro días más en el de diciembre. La cadera, por otro lado, también le ha llevado por el camino de la amargura. Un traumatismo en esta zona le llevó a estar parado durante diez días a finales del año pasado y también tuvo que parar durante una semana a inicios de la presente campaña por esta misma circunstancia.
La lesión más grave sufrida por Ansu Fati hasta el momento, no obstante, la padeció hace ahora prácticamente cinco años. El 13 de diciembre de 2015, en un partido contra el Espanyol cuando el joven ‘crack’ barcelonista formaba parte del Infantil A azulgrana, sufrió una rotura de tibia y peroné en la pierna derecha que le obligó a estar diez meses alejado del césped. Una dura entrada de un defensor rival fue la única manera de detener su carrera hacia la portería contraria, en una acción que casi olía a gol. Esa lesión, que supo afrontar entonces con una gran entereza, prácticamente le obligó a madurar de golpe. Ahora, en su mejor momento, le toca pasar otra vez una de las pruebas más duras.