Viruela del mono: cuáles son sus síntomas y cómo se transmite
El Ministerio de Sanidad ha alertado de varios casos sospechosos de viruela del mono, un virus que pertenece a la misma familia que la viruela humana. Entre sus síntomas, destaca la aparición de unas llamativas ampollas.
Días después de que Reino Unido y Portugal detectaran varios casos de la viruela del mono, el patógeno ha llegado ahora a España. El Ministerio de Sanidad ha alertado de que al menos unas decenas de personas de la Comunidad de Madrid se han podido contagiar de este virus proveniente de algunas regiones de África, aunque el diagnóstico final está aún por confirmar. ¿Cuáles son los síntomas de esta infección? ¿Hasta qué punto debería preocuparnos? ¿Cómo se transmite? CuídatePlus ha consultado a varios expertos para tratar de despejar todas las dudas.
¿Qué es la viruela del mono?
Se trata de un virus que pertenece a la gran familia de poxvirus, de la que forma parte la viruela humana (aunque es menos grave, transmisible y mortal), “la mayor peste de la historia de la humanidad que podría haber causado entre 500 y 1.000 millones de muertos”, afirma José Antonio López Guerrero, director del grupo de Neurovirología del Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Hay que tener en cuenta que la viruela humana se erradicó con la vacuna en los años 80.
El especialista detalla que este patógeno endémico de África es zoonótico, es decir, que compartimos los humanos con otros animales vertebrados.
¿Cómo se transmite?
La viruela del mono puede transmitirse de monos a humanos por contacto estrecho. López explica que “una vez que el virus ha saltado a nosotros, nos podemos infectar a través de fluidos corporales, como ha sucedido en los brotes que se están dando en Europa”. En concreto, la enfermedad se ha manifestado en hombres homosexuales, aunque “esto no significa que no se pueda transmitir entre hombres y mujeres, además de por contacto directo con animales exóticos”, añade.
Asimismo, Fernando de la Calle, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), apunta que la infección se puede producir mediante “el contacto con la piel de una persona que presenta una erupción cutánea como consecuencia de la enfermedad”. Las gotículas respiratorias también pueden ser responsables de un contagio si se convive de manera muy estrecha con una persona infectada. Eso sí, el microbiólogo aclara que, a diferencia de la Covid-19, en este caso no se hablaría de transmisión respiratoria.
“El coronavirus se contagia fácilmente por el aire y este virus es más por contacto, por lo que es mucho más complicado de transmitir. Además, sabemos que es un patógeno de ADN, es decir, que no va a mutar tanto como la Covid-19”, apunta José Ramos Vivas, profesor de microbiología e investigador de la Universidad Europea del Atlántico.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los expertos consultados por CuídatePlus señalan que los principales síntomas de la viruela del mono son:
- Erupciones cutáneas bastante llamativas y con cierto contenido de pus. “La peculiaridad de este virus es que dura un tiempo. El paciente puede estar hasta dos semanas con la aparición y desaparición de las vesículas. Algunas se resuelven y otras aparecen hasta que, finalmente, cicatrizan todas por completo”, expone de la Calle. Francisco Javier Membrillo de Novales, también portavoz de la SEIMC, expresa que «la erupción a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo. Va pasando por diferentes etapas antes de formar una costra».
- Inflamación de los ganglios. En este sentido, este signo diferencia a este patógeno de la viruela humana.
Entre otras manifestaciones más generales de la enfermedad y que suelen darse antes de la erupción cutánea, se incluyen:
- Fiebre.
- Dolores musculares.
- Cansancio.
Cómo actuar en caso de tener síntomas de la viruela del mono
¿Cuánto dura el período de incubación?
El tiempo de incubación, tal y como afirma López, dependerá de la persona infectada, de la dosis recibida y de su sistema inmunológico. Teniendo en cuenta estas variables, “el periodo de incubación generalmente dura entre una y dos semanas, aunque está establecido que puede variar entre los 5 y los 21 días”, comenta Membrillo.
¿Cuál es su pronóstico?
En África, la tasa de letalidad oscila entre el 4 y el 22%, según el blog del microbiólogo Raúl Rivas, The Conversation. Claro que, tal y como advierten los especialistas entrevistados, las condiciones sanitarias de allí no son las mismas que las de Europa. Por ello, es complicado todavía evaluar las complicaciones que esta infección puede provocar en nuestro entorno.
Aun así, López indica que, a pesar de que con el aumento de casos puede aparecer sintomatología desconocida, “el pronóstico suele ser bueno y, después de esas dos semanas de enfermedad, la respuesta inmunológica suele ser efectiva”.
Además, Ramos subraya que, seguramente, las personas afectadas sean menores de 50 años, pues aquellos que superan esta edad “están protegidos con la vacuna de la viruela que, en teoría, protege muy bien de este virus”.
¿Deberían preocuparnos estos brotes?
De la Calle señala que estos pequeños brotes que se han dado primero en Reino Unido, Portugal y ahora España, generan una preocupación “bien entendida”, en el sentido de que es normal estar en alerta ante la aparición de un patógeno del que todavía no se conoce el impacto que pueda tener en nuestro entorno ni cómo se va a comportar. “No hay que estar asustados en extremo, pero sí que esa inquietud implique establecer unos medios racionales de contención en esta fase si se van confirmando los casos”, añade.
Por su parte, López manifiesta que “de momento, la preocupación no va más allá de la vigilancia epidemiológica de los organismos oficiales. Por lo demás, no debe cundir el pánico porque, entre otras cosas, de poco serviría”.
¿Hay tratamiento?
Actualmente, no hay tratamiento para combatir la viruela del mono, solo paliativo. «Hay algunos antivirales específicos, pero dado que es una enfermedad excepcional en el ser humano no hay estudios bien desarrollados o con un número suficiente de pacientes para determinar el tratamiento», concluye Membrillo.