‘El Bicho’, el ‘Dios del fútbol’, ‘te quiero mucho Andrés’, ‘van a pasar cositas’, ‘el Rulo’, ‘qué grande, épico’. ‘Gooooolllllll’. Vuelven los narradores de la radio, los otros Pichichi del campeonato, tras un parón inaudito en sus carreras. Manolo Lama y Rubén Martín (Cadena COPE), Raúl Varela (Radio MARCA), Alfredo Martínez (Onda Cero), Lluís Flaquer (SER) y Antonio Muelas (RNE) cuentan sus tácticas, sus manías, sus formas de cantar gol, sus lugares inolvidables. Hay que dar volumen.
Tres meses sin cantar un gol. Una sensación insólita que los protagonistas no habían vivido antes. Manolo Lama sólo recuerda un parón superior «cuando tuve el accidente con Robinson, que estuve diez meses de baja. Lo normal es un mes y que luego llegaran Juegos o Eurocopa, pero no se me ha hecho largo. Cuando llevas tanto tiempo hay que reciclar».
Para Alfredo Martínez ha sido «en 30 años el parón más largo de toda mi vida. Esto lo tomo como un regalo porque al principio pensaba que LaLiga ya estaba perdida». Raúl Varela incide: «Nunca me había pasado». Rubén Martín reafirma: «Nunca me había sucedido, aunque me quité el gusanillo con Ibai y alguna otra retransmisión». Lluís Flaquer afirma que «tres meses parado, nunca, son imposibles, porque te convocan para una Eurocopa o Mundial etc.». Antonio Muelas define el frenazo como «tortuoso. Ni siquiera en vacaciones paras tanto».
La voz es la herramienta a afinar para estos ‘goleadores’. Sus sistemas para cuidarla son tan variados como las alineaciones de los entrenadores. Antonio Muelas se decanta «por una infusión de tomillo el día de partido por la mañana. Me la recomendó el foniatra de Miguel Ríos y Alaska. Va maravilloso».
Alfredo Martínez elige «no beber por norma nunca cosas con hielo. No pongo el aire acondicionado nunca, ni el del coche, que debe estar obstruido de no usarlo. Y dormir bien». Lama apunta también «al aire acondicionado, me ataca bastante. Tengo mejor la voz en invierno que en verano. No hago nada especial. Dormir mucho, descansar mucho, agua y no fumar. Si te ves muy jodido, narras más corto, das más bola a Poli o a Miguelito».
Varela opta por «mucha agua, dormir más es lo mejor y saber cómo estás. Si a los cinco minutos te pones a gritar puedes petar». Rubén Martín asegura que viene «mes y medio de vida monacal. Nada de alcohol ni de aire acondicionado, agua templada. Un suero fisiológico en las vías aéreas. Llevo la mochila que parece una farmacia. De vez en cuando, manzanilla con miel. Un día hasta me infiltraron Urbasón». Para Flaquer «un poco de miel en el desayuno es innegociable, igual es más psicológico que bueno… Algún caramelo si hace falta».
Rituales y manías
Cada artillero tiene sus rituales y manías. La de Alfredo Martínez es «la puntualidad. Llego muy pronto a los estadios. Nunca he perdido un tren, un avión etc.». Flaquer es de «café al llegar al campo en un bar en la explanada. Me gusta llegar dos horas antes, mirar la grada vacía, el silencio del Camp Nou y luego subir a la cabina».
Muelas lleva siempre «una entrada del primer partido que vi en Atocha con mi padre, un Real Sociedad-Barça. Es agradecimiento y amuleto. La saco siempre». Varela tiene por costumbre «usar microcascos en vez de micrófono porque prefiero tener las manos libres». Y para Rubén Martín es «imposible ahora ir a un partido sin tenerlo todo preparado. Veo equipos en Wyscout o InstantScout. Antes, más joven, por inconsciencia no lo hacías».
Ídolos y referentes
Tiempo de memoria y de referentes. Para Lama «copiar es un error. No soy mitómano. Hay que tener personalidad propia. Si gustas, cojonudo. Es mejor marcar un sello y un estilo. Me gusta encabronar a uno y malmeter con otro. Hay que ser muy dinámico y generar angustia. ¿Cuánto queda, 5 minutos, 4 y un poco, 3 y así? No puedes estar 90 minutos diciendo que Marcelo se la pasa a Hazard. Hay que montar un show alrededor del partido».
Alfredo Martínez se acuerda de «Héctor del Mar, el primero que me influyó. Y la narración de Víctor Hugo Morales del gol de Maradona es la más grande de la historia. Engrandece el momento». Antonio Muelas opta por «Chema Abad, un referente, el mejor de largo».
Narré desde una peluquería en Grecia porque el PAOK quería cobrarnos por radiar un partido contra el Sevilla y no pagamos; fuimos allí y viendo la tele lo contamos»
Lluís Flaquer marca como «maestro a Joaquim María Puyal, era la voz que escuchaba en el sofá con mi padre. Nos explicaba todo y con él nació esa vocación. Cómo explicaba el partido, la descripción que hacía. Crecí con él».
Rubén Martín se queda en casa y señala a «Manolo Lama, es el narrador más importante de la historia de la radio en España. Lleva 30 años al máximo nivel. No esta suficientemente valorado. Hay muchos buenos, Condés, Carlos Martínez, Flaquer, Román etc». Raúl Varela recuerda a «Gaspar Rosety, es el que más me ha influido. Mucho de lo que tengo es por oírle. Tengo sus dejes, muletillas, pero no hay un libro de narración. Es personal y escuchando forjas tu identidad».
Apodos, ¿sí o no?
El recurso de los apodos entra en las cabinas. En el debate hay de todo. Rubén Martín se siente ajeno «a la escuela de los motes. Ni preparo nada. No hay que sobreactuar. Hay que dejarse llevar por lo que pasa en el campo. No quiero ser sólo un narrador de goles. En radio puedes decir que un partido es una mierda, pero hay que mantener el ritmo».
Lama señala a «Héctor del Mar como el rey de los motes, pero a mí no me gustan. He denominado a Casillas como El Santo porque cada parada era un milagro o Raúl, ‘el que nunca hace nada’ o Cristiano como ‘El bicho’, que él mismo cuando me veía me lo recordaba. No sabes por qué, pero se quedan y funcionan».
Siempre tomo un café antes de llegar al campo, me gusta estar allí dos horas antes, ver la grada vacía y sentir el silencio del Camp Nou»
Alfredo Martínez se muestra partidario porque dan «colorido, pero a veces falta brillantez. Una retransmisión plana no aporta mucho, pero hay que dar algo diferente a la televisión». Raúl Varela va en este campo «por rachas. A veces pareces un brasileño o un argentino. Hay momentos que piden épica, pero no hay que exagerar. El gol de Zidane en Glasgow salió como Zinexin o Jumanji para Ronaldo por lo que dijo de él Valdano».
Flaquer no se siente «fan de los apodos. Me falta la creatividad para que cale y nunca me ha dado por entrar». Y Muelas cree que «los argentinos son divertidos, pero los motes nunca me han gustado. El estilo de RNE es más serio».
La influencia de la televisión
Cada partido se puede ver por televisión. Los narradores cuentan cómo influye en la radio. Flaquer estima que «a veces en radio damos por hecho que el oyente lo está viendo por la tele y no describimos las jugadas. Nos olvidamos del juego dentro de programas corales, tertulias etc. A la vez, en televisión ha llegado un estilo más radiofónico. Carlos Martínez cambió todo para bien, creo. Utilizo el monitor porque ayuda en la polémica».
Rubén Martín cree que se debe narrar «para los que ven el partido y los que no lo ven, situar el balón, el juego, el resultado. Antes te podías equivocar en los jugadores. Ahora hay gente que sabe quienes son los del Leverkusen. No puedes bajar el nivel».
Varela certifica que ahora «estás superescrutado. Empeñarse en un penalti es una estupidez porque mucha gente ya lo está viendo por televisión. En los campos hay monitores y si te equivocas en una jugada pues corriges o te ayuda un compañero».
Lama advierte que ahora «no se puede engañar a nadie. En otra época te describían lo que querían. Una vez en el Calderón oí narrar a uno y pensé: ‘qué partido está viendo éste’. Ahora eres esclavo de la televisión. Cualquiera te dice, ‘que ese no es Hazard’. No miro la tele. Narro lo que veo abajo, mejor narrar lo que ves, si no ¿para qué voy al campo? Para la polémica tengo buen ojo, tras tantos años conoces a los futbolistas».
De todo lo que he narrado, el momento superculminante fue el penalti de Fábregas en la tanda contra Italia en 2008. Fue explosivo, el día que cambió todo»
Alfredo Martínez cree que la televisión «sí lo ha cambiado. Antes la radio era más pura. Un inhalámbrico podía captar un gesto en el césped. Ahora no pueden. Se vivía de otra forma el partido porque la gente no lo veía. Ahora hay que ser menos descriptivo. Los monitores ayudan a corregir. Pasa como con el VAR. No echas el resto para cantar el gol». Muelas también cree que la televisión ha sido elemento de cambio: «Estás mucho más controlado. Reafirma tu profesionalidad. El monitor viene bien para una repetición, sacarte de una duda, es un apoyo que da más seguridad».
Anécdotas y sitios raros para narrar
Tantos viajes, tantos estadios, tantos países, tantas cabinas, dan para haber narrado en situaciones de comedia. Los narradores eligen sus historietas preferidas. Alfredo Martínez narró «en una peluquería en Grecia. El Paok nos quería cobrar para un partido de UEFA contra el Sevilla y no pagamos. Allí fuimos y narramos con una televisión en la peluquería. En Bielorrusia narramos un partido de España en las habitaciones. Los clientes que iban por los pasillos alucinaban. En Poznan, en un partido del Barça, encima del autobús».
Flaquer recuerda su debut: «Supercopa de 2005, Villamarín. Betis-Barça y por un error no teníamos cabina asignada. Nos sentaron en la grada en una silla rodeados de la afición local. En el tercer gol del Barça, con los que te dejas la voz, una señora se giró: ‘Quilloooo, cállate ya’.
Lama no ha olvidado «un partido en Moscú a 29 bajo cero. Torpedo-Real Madrid. Se me bloqueaba la mandíbula y no podía ni articular. Cuando hablaba parecía gilipollas». Raúl Varela rememora «un partido en el campo del Lealtad de Villaviciosa en el tejado del bar del campo». Para Muelas fue un infierno «un partido en Zagreb con la selección española. Nos pusieron a ras de césped, detrás del banquillo, y con una visera. No se veía nada. Horrible».
Llevo siempre una entrada del primer partido al que me llevó mi padre en Atocha, un Real Sociedad-Barça, es como un agradecimiento y un amuleto»
Rubén Martín opta por «un Steaua-Villarreal. A los 10 minutos, con 15 bajo cero, se suspendió por la nieve y en la cabina estábamos empañados, con un calor que no veas. En sitios como Old Trafford o Anfield luego no te cabe el culo en la silla».
Eligen sus goles narrados favoritos
Manolo Lama: «El de Iniesta es el clásico, pero a mí lo que más me marcó fue la tanda de penaltis de 2008 contra Italia. Es lo más grande. La locura».
Raúl Varela: «Creo que el penalti de Fábregas ante Italia en 2008. Fue el momento superculminante, explosivo, el que cambió todo. En el de Iniesta había pocos españoles, era invierno. Y el de Zidane en Glasgow porque llevaba poco tiempo la emisora».
Alfredo Martínez: «Hay dos, ligados a Iniesta. El del Mundial, el que más se recuerda. Y el Iniestazo de Stamford Bridge. Ahí lo dimos todo porque se daba por perdida la Champions. Sin ese gol no habrían llegado los seis títulos del Barça»
Lluís Flaquer: «Es difícil, con Messi en cada partido. Guardo buen recuerdo del de Neymar en la final de Berlín porque ya decidía el partido. Me hizo ilusión que en la Gala del Balón se pusiera un tramo de la narración del gol de falta de Messi al Liverpool».
Antonio Muelas: «El de Iniesta. He hablado con compañeros y no disfrutamos la final porque hacía mucho frío, pasaban los minutos y había tensión. El gol supuso emoción, alivio, ahuyentar demonios. Eso valió por los miles de disgustos de toda la historia. Es brutal».
Hay que narrar para el que está viendo el partido por televisión y para el que no lo ve, y no hay que sobreactuar»
Rubén Martín: «No los suelo escuchar porque te parece que tienes voz de gilip… El que más ilusión me hizo fue el de Arruabarrena en el Villarreal-Inter en 2006 con el que pasaban a la semifinal de Champions».
Esta semana vuelven los máximos goleadores del campeonato. Ponen voz a lo que todos vemos. Con ellos no hay partidos aburridos. Hay que subir el volumen. Peligro de gol.