El caso Griezmann ha abierto una profunda crisis en el Barça de consecuencias que a día de hoy son inimaginables. El problema ya no es que el jugador francés haya rechazado la oferta del club azulgrana, sino que en todo el proceso de decisión ha dejado retratado a medio Barcelona. A la Directiva, plenamente confiada en que acabaría llegando, a una secretaría técnica que no ha culminado su trabajo y a una plantilla que ha aceptado tomar parte en un juego que ha ridiculizado al club. Que Piqué haya participado en el vídeo en el que se comunicaba su rechazo al Barça o que Umtiti le siguiera la broma dando prioridad a las palomitas de Gerard mientras veía el documental, son actuaciones que el aficionado difícilmente puede digerir.
Bartomeu siempre estuvo convencido de la llegada de Griezmann. Así lo filtró a sus medios afines allá por el mes de noviembre. No sólo eso, sino que también se lo comunicó casi de manera oficial tanto al entrenador como a parte de la plantilla. El convencimiento era total.
Y aquí entra el trabajo de la secretaría técnica que dejó su labor a mitad de camino. Robert Fernández ha sido relevado hace unos días, pero la responsabilidad de Pep Segura, mánager deportivo y máximo responsable de la estructura técnica, es manifiesta.
Una negativa que se suma a la marcha de Neymar el pasado verano, a la negativa del PSG de vender a Verratti o la del Liverpool a traspasar en verano a Coutinho. El Barcelona se está trasformando en un club menor incapaz de lograr sus objetivos.
A la gravedad de estos hechos, hay que añadir el papel de los jugadores claramente distanciados de la Directiva. No avisaron de la salida de Neymar, conocida por alguno de ellos. Y en el caso Griezmann no sólo ha sido el conocimiento, sino que, en el caso de Piqué, se han prestado a la creación de un documental en el que Griezmann ha dejado al Barcelona por los suelos con su negativa ‘retransmitida’ a los cuatro vientos. Y todo ello con la gravedad que supone que el documental dejara muy claro que el Barcelona estaba negociando con un jugador con contrato en vigor.
Dentro del despropósito general, existe un lado positivo como reconocían algunos jugadores de la plantilla. La negativa de Griezmann permitirá al Barcelona fichar a centrocampistas, una prioridad mayor a la de un delantero. Al menos, es lo que comentaron ayer después de confirmarse el no del rojiblanco.