Mal partido de los azulgranas que fueron superados por los de Vicente Moreno con sus contras
Hansi Flick además de ser un tipo simpático los tiene bien puestos. Solamente hay que echar un vistazo al once que puso en El Sadar. Es cierto que el equipo sufre un sinfín de lesiones y con un calendario tan recargado las rotaciones son obligatorias. Pero viendo ese once de Pamplona a toda la culerada le dio la sensación de que el alemán se había pasado de frenada. Era un equipo de ‘niños’ con Cubarsí, Sergi Domínguez, Gerard Martín, Pablo Torre, Pau Víctor…
Y así fue. La jugada le salió rana a Flick. Su equipo fue una sombra de lo que se había visto hasta el momento. Es cierto que tuvieron el balón, los datos de la posesión son elocuentes superando el 70%, pero lo que es crear peligro, nada de nada. Mucho toque en la medular, pero les faltó la chispa en el uno contra uno para crear superioridad. Ni Ferran ni Pau Víctor consiguieron irse por banda en la primera parte. Solamente Koundé intentaba profundizar por la derecha, pero también sin peligro.
Osasuna, en cambio, sabía perfectamente a lo que jugaba. Moreno planteó una defensa sin fisuras que ahogaba al Barcelona y no le dejaba acercarse a Sergio Herrera. No sufrían en absoluto y sus contras dejaban en evidencia a una defensa culé plagada de chavales.
Y estando así el partido apareció Bryan Zaragoza como sucedió hace prácticamente un año cuando militaba en el Granada. A los 18 minutos se sacó un pase milimétrico a Budimir para que este marcara de cabeza y diez minutos después se plantaba solo ante Iñaki Peña, después de un excelente pase de Ibáñez, para definir con clase el segundo gol. Un tanto que fue protestado por los azulgranas al entender que hubo falta previa a Pau Víctor.
Un 2-0 que reflejaba todas las carencias de los azulgranas. Sin embargo, Flick no reaccionó en el descanso y no hizo cambios. Pero el Barça fue otro. Ahora sí atacaba con criterio y comenzó a crear peligro rompiendo siempre por la derecha donde encontraron el hueco. Y aquí les llegó ese punto de suerte que necesitaban. Sergio Herrera regaló un balón que aprovechó Pau Víctor para disparar desde lejos y que el guardameta no supo parar en una clara pifia.
Flick entonces sí movió el banquillo y le echó madera al equipo con la entrada de Raphinha y Lamine. El Barça se fue hacia adelante en busca del partido. Fueron los mejores momentos azulgranas con una excelente ocasión de Ferran que desbarató Sergio Herrera. Sin embargo, Osasuna nunca renunció al partido y siguió lanzando contras con un enorme peligro. Sobre todo una que llevó Areso por banda derecha y le dio un pase mortal a Budimir al que Sergi Domínguez hizo penalti que el propio delantero transformó.
Y ahí se acabó el partido. El gol hizo daño a un Barcelona que ya no fue el mismo. Brotones aumentó la diferencia en el marcador y luego Lamine redujo diferencias, pero su gol solamente sirvió para maquillar el marcador. El Barça pagó el poner un equipo de circunstancias y una pésima primera parte.