Defender el balón parado se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el Barcelona esta temporada y el domingo en la final de la Supercopa no fue una excepción. Los azulgranas vieron cómo dos de los tres tantos del Athletic llegaron en este tipo de acciones, un problema que hace tiempo que ha detectado Koeman. Además, la renta pudo ser aún mayor, ya que el gol anulado a los vascos también fue en una jugada de estrategia.
El conjunto de Marcelino encontró en el balón parado la mejor arma para hacer daño a los catalanes. El empate, que llegó poco segundos después del primer gol de Griezmann, nacía de una jugada de este tipo. Williams recibió en la frontal, se revolvió y conectó un pase interior perfecto para que De Marcos batiera a Ter Stegen.
En la segunda mitad, los azulgranas volvieron a conceder demasiado a la hora de defender las jugadas de estrategia. El Athletic vio cómo le anulaban un gol de Raúl García por fuera de juego, tras entrar el VAR. Pero el problema era que la jugada nacía, de nuevo, de una falta.
Y, cuando parecía que el Barcelona iba a celebrar la Supercopa de España, volvió a encajar sobre la bocina en una jugada de estrategia que Asier Villalibre aprovechó tras asistencia de Muniain. Era el 2-2 y el encuentro se fue a la prórroga.
Precisamente, las jugadas a balón parado son una de las grandes bazas y argumentos del Athletic en el juego ofensivo y los azulgranas, que eran muy consciente de ello, volvieron a fallar a la hora de defenderlas.
El problema es que no es la primera vez que los catalanes encajan dianas de este tipo, ya en LaLiga les ha costado más de un disgusto. Incluso, el propio Koeman habló de este tipo de acciones. «Es calidad del contrario por cómo saca las faltas y los jugadores que tienen. Nos pasa a menudo, no tenemos jugadores altos. En su segundo gol creo que no hemos ajustado bien la línea y las marcas. Parece que el balón no va muy arriba, tengo que verlo bien», explicó tras el encuentro.
El único gol del Athletic que no tuvo su origen en este tipo de jugadas fue el de Iñaki Williams en la prórroga