De mal en peor camina el Barça, lo mismo abochornado en Cádiz que zarandeado por la Juve, que logró lo que pocos esperaban, robarle el primer puesto a los azulgranas levantando el 0-2 de la ida. El 0-3 es nuevo porque hablamos de fase de grupos, pero es difícil no seguir la serie que precisamente empezó en Turín con este mismo marcador, continuó con Roma, Anfield y tocó techo en Lisboa frente al Bayern.
Cada semana es peor que la anterior en Can Barça, donde ni siquiera el primer puesto de la Champions sirve ya de consuelo. Se ha hablado de la planificación, del rendimiento de muchos jugadores, de los errores infantiles, incluso del VAR, pero poco de cómo está gestionando Koeman estos meses, encorsetado en el 4-2-3-1, incapaz de enchufar al equipo, sin soluciones… A este paso, el presidente que gane en enero tendrá que buscar entrenador antes de lo que se pensaba.
Ronald Koeman ya es reconocido por sus dardos y comentarios sobre jugadores en sala de prensa. Pero se ha echado en falta autocrítica por parte del holandés, que algo tendrá que ver en que el Barça esté a 12 puntos del Atlético, haya sido goleado en casa perdiendo el primer puesto (abocado a un sorteo bomba) y siga sin ser reconocible desde un punto de vista positivo, porque negativamente sí lo es: blando, previsible, sin profundidad, incapaz de levantar partidos. El doble pivote se está haciendo bola, seguramente una de las claves de que el juego no arranque. Lejos de ser más fiable, el equipo se rompe y es vulnerable. Se imponen soluciones desde el banquillo, porque Koeman, lógicamente, algo tendrá que ver en esta situación. En otro escenario (con público y sin elecciones a la vista) su puesto estaría más que discutido.
Cristiano Ronaldo volvió a reinar en el Camp Nou, un doblete que valió un primer puesto, ganador del duelo con Messi, otra noche nula del 10. El luso apareció poco, pero cuando lo hizo fue decisivo, provocando un penalti inexistente para el 0-1 y convirtiendo también el 0-3 que daba el primer puesto. Leo tuvo más participación en el juego, pero sin que se tradujera en nada positivo en el marcador. Quiere, pero no puede Messi, negado hasta por Buffon, que detuvo todos los intentos del capitán. Quiere, y puede, otra vez, Ronaldo. Ausente en la ida, volvió para poner primera a la Juve y golear al Barça, casi nada. Incluso pasado el 80′ bajó hasta su área para robarle un balón a Messi. Jugadas que dicen tantas cosas…
Trincao tenía la oportunidad de reivindicarse y sacudirse ese aire de intrascendencia con el que viene jugando. El portugués salió aún peor parado, sustituido al descanso por Braithwaite, causa de enfados considerables de Koeman desde el banquillo, según los narradores de Movistar Liga de Campeones. Sin Ansu ni Dembélé, el ex del Braga parece superado por las circunstancias.
La deriva de Lenglet es imparable. El francés sigue coleccionando errores groseros, el último un penalti por mano absurda que dejó en bandeja el primer puesto a la Juventus luego del gol de Ronaldo. Koeman le suplió por estar amonestado (de hecho no fue expulsado porque el colegiado no quiso) o quién sabe si porque está más fuera que dentro, incapaz de hacerse valer sin Piqué al lado. Más problemas para el Barça en la zaga, por mucho que volviera Umtitii seis meses después.
Pjanic reclamó minutos en la víspera, pero su rendimiento no está cumpliendo las expectativas. No acaba de coger el ritmo, incapaz de reivindicarse a los mandos del equipo, impreciso en ocasiones, sin esa personalidad mostrada durante tantos años en Turín. De hecho, perdió el duelo con Arthur, el cromo por el que llegó a Barcelona unos meses atrás. Si fuera por este partido, ha salido ganando la Juve,