El Barça volvió a convertir el Bernabéu en su jardín. Lo hizo añadiendo un nuevo registro a su colección de goleadas en campo blanco. Prescindió del juego para imponerse en las áreas. El Madrid se despidió del título que tenía más a mano produciendo un partido notable, pero sin lo que siempre tuvo: pegada. Desperdició media docena de ocasiones claras, con Vinícius de nuevo destacado, pero sin acierto es imposible. Eso que sobró a Suárez. Ni siquiera hizo falta una buena versión de Messi.
Tanto erosionan los Clásicos, están tan igualados que el respeto mete plomo en la pelota. Cualquier mínimo detalle rompe el equilibrio, y por eso sorprendió que el Barça, que saltó al césped por detrás en la eliminatoria, reservara tanto en el primer tiempo. Compareció Dembélé junto a Messi y Suárez, en teoría para completar el tridente de ataque, pero en la práctica Valverde lo ubicó como interior zurdo, lo cual no pareció una buena idea. El francés es buenísimo en el vértigo, pero se encajonó contra dos correcaminos como Lucas y Carvajal y, además, quitó espacio a Jordi Alba, el desahogo predilecto de Leo cuando el contrario achucha.
La presencia de Lucas sorprendió. Quien más quien menos esperaba que Bale entrara en el once, por jerarquía y por peso ante la portería contraria. Pero el gallego es una pieza indispensable para el entrenador por las ayudas que presta, casi tantas como Casemiro. Lo mismo se ajustaba a su par, Alba, como apretaba a Suárez en el lado contrario. También insistió Solari con Reguilón, que justificó con trabajo sin balón la apuesta de su entrenador. Con él tuvo algún apuro en una cesión que Varane corrigió, muy atento.
Total, que el primer tiempo acabó sin goles porque el Barça no pudo jugar y porque el Madrid no pudo rematar. Tiene 18 añitos y una cara que se la pisa, pero Vinícius necesita clases particulares de gol. Elige mal el último toque casi siempre. Cuando se revuelve sorprendiendo, remata arriba. Cuando aprovecha un centro de Benzema, le tapa el portero contrario.Cuando se va solo da un control hacia afuera y pierde la opción. Cuando le dan el pase atrás busca la escuadra con la zurda y se le va por milímetros. Cuatro opciones de gol, al menos dos clarísimas -por cierto, en una Benzema tampoco aprovechó con la zurda-, que pudieron rematar la eliminatoria. Del otro lado, un buen centro de Dembélé que se paseó por el área chica y ya. A los puntos, derrota azulgrana meridiana.
Pero el fútbol no son puntos sino goles. Y de esos tiene el Barça de sobra. Mira que de vuelta de vestuarios también parecía goebrnar el Madrid en la continuación, pero en una contra por izquierda se internó Dembélé, sirvió al área y allí Luis Suárez, a un toque, colocó junto al poste. Extraordinario el uruguayo, que hizo bueno con su disparo el planteamiento de Valverde. Desgaste de inicio y espacio para la contra en la segunda parte.
Aguantó en pie el Madrid un buen rato, mientras estuvo en la eliminatoria. Abrió una pradera en su centro del campo, donde el Barça no acertó con las contras por la escasa aparición de Messi. Ter Stegen respondió con una parada de póster a un cabezazo en plancha de Reguilón, en posición de ariete. Sirvió Vinícius, imparable en el regate. El brasileño se marcó un jugadón poco después, zafándose de Busquets, Semedo y Piqué, y que acabaron despejando entre el lateral y Ter Stegen.