La epidemia de coronavirus que empezó en China a primeros de 2020 amenaza ahora con entrar en una nueva dimensión. La OMS ha hablado por primera vez del riesgo de pandemia, lo que ha hecho saltar las alarmas a nivel mundial. La preocupación es máxima ahora que el foco ya no está únicamente en Asia, sino que ha saltado a Europa para instalarse en el norte de Italia, donde ya han fallecido seis personas. «Tenemos que concentrarnos en frenar la epidemia al mismo tiempo que hacemos todo lo posible para prepararnos a una eventual pandemia», asegura la OMS sobre una enfermedad que ya afecta también directamente al mundo del deporte.
El primer gran acontecimiento que se vio afectado por el coronavirus fue el Gran Premio de China de Fórmula Uno, que debía celebrarse en abril y que ahora mismo se encuentra suspendido sin fecha. También el GP de Vietnam está en el aire y otras competiciones como el maratón de Tokio, que debía celebrarse el 1 de marzo, han sido suspendidas. Precisamente, esta suspensión que afecta a 38.000 personas (sólo correrán 200 atletas profesionales) alimentó aún más los rumores de una posible suspensión de los Juegos Olímpicos. El COI y el COE piden calma y se mantienen ahora mismo convencidos de que la gran cita del deporte mundial se disputará sin problemas en el mes de agosto. Pero la realidad es que ahora mismo, hasta que no se controle la enfermedad, la celebración de cualquier evento está en el aire.
El fútbol es el último afectado por esta enfermedad, algo que parecía imposible hace unas semanas. Y es que la presencia del coronavirus en Italia canceló esta jornada cuatro partidos de la Serie A: El Inter-Sampdoria, Atalanta-Sassuolo, Verona-Cagliari y Torino-Parma fueron suspendidos y no se descarta que sean muchos más los encuentros que se vayan aplazando en los próximos días. El Juve-Inter, el Clásico de Italia que se disputa este mismo domingo (20.45 horas) también está en el aire y no se descarta que se aplace o que incluso se juegue a puerta cerrada.
La Champions, competición que siempre ha parecido indestructible, también está en el ojo del huracán. El Nápoles-Barcelona de mañana se jugará sin problemas, aunque las mascarillas empiezan a adueñarse de la ciudad y estarán presentes por millares en las gradas de San Paolo. Se han agotado las existencias de mascarillas en las farmacias de la ciudad al tiempo que nacen los primeros rumores sobre primeros afectados en el sur de Italia, algo que aún no han confirmado las autoridades italianas, donde ubican el foco en el Piamonte, Lombardía y Véneto. Milán ha cerrado sus escuelas, los cines y los teatros y Venecia ha cancelado su histórico carnaval.
Precisamente, el foco de coronavirus que ataca ahora a Milán ha puesto en jaque a la Generalitat Valenciana a cuenta de los más de 2.000 aficionados que estuvieron la semana pasada en San Siro presenciando el Atalanta-Valencia. A través del Valencia, la Conselleria de Sanidad ha informado a los aficionados sobre cómo actuar si detectan que sufren los síntomas del virus Covid-19. Hay que recordar que 45.000 aficionados se juntaron el pasado miércoles en San Siro, estadio que no ha vuelto a abrir sus puertas desde entonces. El partido de vuelta, que se disputará en Valencia el 10 de marzo, también está en duda y ahora mismo no se garantiza ni que los aficionados ni el propio equipo puedan viajar a España.
En la Eurocopa League, el Inter-Ludogorets que se debe jugar el jueves tiene muchas papeletas de celebrarse a puerta cerrada, siempre y cuando la UEFA acepte la petición realizada por la Federación Italiana, que no quiere concentración alguna de aficionados. «Hemos enviado una petición oficial para el desarrollo a puerta cerrada del partido de Liga Europa Inter-Ludogorets del jueves, y esperamos una respuesta en breve tiempo», afirmó el presidente de la Federación Italiana tras una reunión celebrada en Italia para afrontar la crisis.
En España, por ahora, no hay alerta ninguna ni a nivel social ni a nivel deportivo. Sí que hay tensión en la expedición del Barça, que ha sido examinada por facultativos italianos a su llegada a Nápoles, y en el Real Madrid, donde su equipo juvenil debe viajar a Turín la próxima semana para disputar los octavos de final de la Youth League.