Si a alguna de las jugadoras del Barcelona que debutó en la Champions aquel 26 de septiembre de 2012 (derrota por 0-3 ante el Arsenal) le hubieran dicho que sólo siete años después el equipo estaría jugando una final de la Women’s Champions League, hubieran tildado de loco o soñador al interlocutor. Hay sueños que con trabajo (e inversión) se cumplen y este es buen ejemplo. El conjunto azulgrana estará presente el próximo 18 de mayo en el Groupama Arena de Budapest en lo que será la primera final continental con un conjunto español en liza. Lo consiguió el Barcelona tras superar al Bayern Münich en una eliminatoria que habrá que guardar en el recuerdo. No sólo se ganó en Múnich en el partido de ida -primera victoria de un club española sobre otro alemán- sino que se ratificó la machada en un Mini Estadi que firmó un récord aforo (12.764 espectadores) a pesar de ser jornada electoral y resaca del título liguero del primer equipo masculino. Nadie quiso faltar a la cita. En el Palco de Autoridades se dejaron ver el presidente de la entidad, Josep Bartomeu; el vicepresidente, Jordi Mestre; el entrenador del equipo masculino, Ernesto Valverde; y el seleccionador nacional, Jorge Vilda.

Las redes sociales se convierten en un baño de elogios a la gesta histórica del Barcelona

El partido siguió el guión previsto. Lluis Cortés apostó por el mismo once con el que jugó en Alemania y Thomas Wörle hizo una mini-revolución buscando más intensidad, profundidad y voltear el marcador. Dominio alterno en los primeros compases, pero más peligro alemán. La incómoda Damnjanovic, la voluntarios Rolfö y la acertada Däbritz probaron a Paños y su concentración, pero la alicantina volvió a estar sobresaliente en los momentos de apuro. A su favor jugó hasta el factor suerte, dado que el disparo que firmó Leupolz en el minuto 32 se estrelló en el travesaño, botó fuera y se evitaron problemas mayores.Justo antes del descanso, en eso que denominamos minutos psicológicos, el Barcelona estrenó el marcador desde el punto de penalti. Pena máxima clarísima, un agarrón de Hendrich sobre Martens dentro del área que acabó transformando con gran sangre fría Mariona. Fue la última jugada del primer acto, la mejor noticia ante de enfilar camino de vestuarios.

La segunda parte dejó claro que el Barcelona ha subido un escalón a nivel continental. Saber sufrir es parte del aprendizaje y las azulgrana aprobaron con nota esta asignatura. El Bayern apretó en los primeros compases hasta el puto de jugar prácticamente en campo rival. Däbritz y Rolfö llegaron a disparar a portería vacía sin acierto poniendo un nudo en la garganta a la afición culé. Falló en la falta de oficio Hamraoui, el termómetro en el centro del campo, que vio dos amarillas en 12 minutos -intentando cortar dos contragolpes- que la llevó a ser expulsada.

En pleno embotellamiento apareció el ángel de la guarda, Paños, para meter la mano en un cabezazo de Skorvankova al borde del área chica. Los últimos minutos fueron un auténtico correcalles que pudo alterar el marcador, pero la fiesta estaba servida con la renta mínima. El Barcelona entra en la historia de la competición y del fútbol femenino español. Su rival será el todopoderoso Olympique Lyonnais, campeón de cinco cetros y vigente defensor del título, que hizo valer su victoria en la ida (2-1) al empatar en el campo del Chelsea (1-1).

Fuente Marca.com