El Espanyol respira gracias a la nueva receta de Manolo González. El equipo catalán necesitaba ganar en casa y lo consiguió pese al asedio final de los gallegos
Se la jugaba Manolo González ante un Celta restaurado tras su gesta ante el Barça, la renovación de Hugo Álvarez y su anhelo europeo. Cuando el hambre aprieta, el ingenio también se agudiza. El míster lucense, sacado hace menos de seis meses por la puerta grande del estadio por el ascenso, remodeló a su plantel en búsqueda de un éxito necesario para una entidad cuyos problemas viajan en ascensor, de arriba abajo.
Los locales comenzaron con más intención, pero sin provocar daño real en el área gallega. El primer gran susto para los de Giráldez llegó en el minuto 23. Jofre desperdició una oportunidad especial para adelantar a un conjunto catalán que, pese al fallo, no bajó los brazos y siguió intentándolo de ahí al final de la primera parte.
Tan sólo un minuto después del aviso de Jofre, Cardona se inventó una gran jugada por su perfil diestro. Su ejercicio de escapismo concluyó con un centro al corazón del área que no encontró rematador.
No tuvo premio ahí, pero sí en el 39′ cuando un derechazo se coló por la derecha del arco de Guaita. Irvin condujo con habilidad y rapidez desde cancha propia ante una defensa visitante desarbolada que le habilitó la autopista de cara al gol. 1-0 y tranquilidad para los de González, que necesitaban una alegría así antes del entreacto.
Más madera
Lejos de guardar la topa, el Espanyol salió con todo para intentar aumentar la ventaja en el luminoso. Tuvo varias apariciones con Jofre como hombre insistente pero pero fue Cabrera, al pegar un latigazo tremendo tras enganchar un rechace, quien hizo el 2-0 en el 54′. Los de González, vista la poca reacción celeste, se sentían a salvo.
En los momentos finales apareció el de siempre, Iago Aspas, para intentar rescatar a los suyos. Poco a poco, los locales se fueron echando atrás. Aspas hizo el 2-1 de penalti en el 83′.
Aún había tiempo para la remontada. Pero el Espanyol acabó salvando, tras el 3-1 de Cheddira en el 87′, algo mucho más importante que los tres puntos. González (ovacionado en los últimos minutos) respira y el Espanyol revive.