El Getafe vuelve a sonreír un lunes: un gol de Álvaro Rodríguez complica la vida al Espanyol de Manolo González
Los de Bordalás, gracias al ‘Toro’, repiten éxito el inicio de semana como había ocurrido en las últimas cuatro ocasiones
La estadística de los lunes sonreía al Getafe. De las últimas cuatro citas fechadas al inicio de la semana, los de Bordalás se llevaron todas. Y sin recibir goles. Con ese buen espíritu arrancó el conjunto azulón, que incomodó pronto a Joan García
Los azulones pusieron pronto la mesa, sacaron los entrantes y se animaron con el vino. Arambarri y Coba sirvieron las primeras copas. La joven perla, procedente del filial, que afrontaba su primer partido como titular después de haber disfrutado de algunos minutos en el Santiago Bernabéu, devolvió la confianza al míster siendo uno de los hombres más incisivos en esos compases.
Poco después, en el 8′, tras salirse con los aperitivos, los locales anotaron el primer tanto de la noche vía Álvaro Rodríguez. El Toro aprovechó un regalito de Luis Milla para trastocar la velada de un Espanyol con mal cuerpo. El tanto no relantizó una cita que, pese al ambiente gélido, evolucionó a buen ritmo.
Los visitantes, que se presentaron en Getafe sin demasiadas soluciones, sin obsequios, no lograban dar protagonismo a Puado. Un lanzamiento desviado de Brian y alguna intentona de Cardona fue lo más destacado de los visitantes antes del entreacto. Arambarri recuperó fuerzas en el vestuario después de ver la quinta amarilla que me impedirá estar en el Metropolitano.
robaron por tierra, mar y aire a un David Soria seguro bajo palos. Pese a todo, el Getafe resultaba más dañino a la contra. Coba, que vivió su primera gran noche en el Coliseum, protagonizó varias ocasiones peligrosas para los de Bordalás. Antes de mover el banquillo, Alderete la pegó al larguero tras rematar de cabeza a la salida del córner.
Las fuerzas comenzaron a flaquear en ambos bandos. Pero el resultado no servía a los de González, que siguieron buscando el empate. Cardona lo probó picando un balón con picante. Sin éxito. Los locales, en ese momento definitivamente agobiados, se echaron atrás para salvaguardar los tres puntos. El anfitrión no quería sorpresas en los postres. Y no las tuvo. El Getafe resistió como un Toro.