El Real Madrid regaló una noche mágica a sus seguidores abatiendo con una contundencia inesperada al Barcelona. Un inicio demoledor liderado por Vinicius, imparable en velocidad y al espacio, resultó determinante para dar el título a los de Ancelotti, que superan con nota otra prueba exigente. Dejan muy tocado además al Barça precisamente en el torneo que sirvió de trampolín el pasado año a Xavi Hernández. Lo que cambia el fútbol en tan poco tiempo.
Los Clásicos son indescifrables, pero este, con un título de por medio, saldó una deuda histórica. Durante un par de años los culés se hincharon a hacer memes burlándose de la falta de claridad de cara al gol de Vinicius Junior. Era cuando no tenía aún ni carné de conducir. El brasileño es un exceso en sí mismo, escribe con mayúsculas sus defectos y sus virtudes que aparecieron a borbotones en un primer tiempo inolvidable para él. Derramó velocidad y temple al intuir el pase de Bellingham y sortear a Peña en el primero, oportunidad en el segundo para empujar con lo que fuese el centro de Rodrygo, para rematar su triple con personalidad y astucia al provocar y transformar el penalti. Tres tantos en 38 minutos para poner la Supercopa despejada para el Madrid.
Vinicius volaba sobre una alfombra mágica sobre la defensa azulgrana. Es difícil saber si la instrucción precisa de Xavi era tirar la línea casi en el centro del campo para presionar en la salida del Madrid. Un pase preciso de Bellingham al hueco y otra escapada de Rodrygo saliendo desde campo propio desarmaron al Barcelona. Ningún parecido entre el equipo que asfixió a los blancos en el mismo torneo hace un año, pese al refuerzo de la medular culé con Gündogan, el más atinado, De Jong, Pedri y Sergi Roberto. Quien más se mostró en ataque fue Ferran, a quien le sacó Lunin con los pies un par de buenas acciones ofensivas.
El Madrid de Ancelotti tiende a conservar energías cuando se ve en ventaja, y más con las balas de Vini y Rodrygo en la recámara. Tapa líneas de pase, pero se va encogiendo poco a poco hasta plegarse sobre su área. Y como el Barça tiene buen pie, te puede hacer daño. Ocurrió rebasada la media hora, en un ataque largo que acabó con centro al segundo palo, despejó Mendy a la frontal y Lewandowski convirtió en una volea de museo. Como en sus mejores tiempos. Curiosamente, el tanto aguijoneó al Madrid, que recobró la pelota y exploró la debilidad del ilustre adverario. Bastó un centro desde la derecha de Tchouaméni al segundo palo, Vinicius ganó la espalda a Araujo y el uruguayo le echó el brazo para evitar que rematase. Penalti. Se volvieron locos en el banquillo azulgrana, como si estuviera prohibido pitarles penalti. Lanzó Vinicius por su izquierda, duro, a la red. 3-1. El resultado al descanso, aunque Pedri pudo descontar en una salida blanda de Lunin, al borde de la pausa.
Ocurrió poco de vuelta de vestuarios, con mayor posesión azulgrana buscando los huecos para hacer peligro. El Madrid se sostuvo con suficiencia, mientras el desgaste iba abriendo grietas en el cuadro de Xavi. Según mermaban los culés, crecían los blancos, imponentes en lo físico. Corrió el reloj hasta el 60′ sin más sobresalto que la bronca a cada toque de Kroos. El alemán respondió con un recital de fútbol exacto. Metió Xavi triple cambio y la respuesta fue el cuarto. Lo generó Vinicius en la izquierda, metió el centro al área para Bellingham, Koundé despejó en corto y Rodrygo, el brasileño concreto, remató de primeras a la red. Goleada.
Al Madrid se le reprocha falta de colmillo para rematar al Barça cuando lo tiene en la lona. Algo de eso hay. Fue a destiempo Araujo y en lugar de tocar balón dio a Vinicius en la bota por detrás. Martínez Munuera expulsó al uruguayo que, junto a todos los culés, acusó a Vini de exagerar. Al brasileño le sobraron todos los gestos de después, dirigiéndose al banquillo, al veterano delegado Carles Naval. Que ya hay que pasarse para sacar de sus casillas a Naval. Fue sustituido, claro, en un tramo final que pudo aprovechar Brahim con un jugadón, pero no llegó el quinto, la manita que habría rendido al madridismo. El Madrid se proclama Supercampeón y deja herido a su eterno rival, al contrario de lo ocurrido el año pasado. A Valverde le costó el puesto un torneo similar. ¿Qué pasará con Xavi? Es el vigente campeón de Liga. Al menos, se merece tratar de levantar al equipo que él recuperó no hace tanto.