Batacazo mundial para España
l grupo español pierde la alegría de la Eurocopa y se complica llegar a Qatar ante una Suecia aupada por la pareja Isak-Kulusevski
Llegar a Qatar ya es un lío para España. El examen de Estocolmo chafó la burbuja de ilusión fabricada en la Eurocopa. La selección, con pocas ideas en ataque y problemas en defensa, sufrió una noche tortuosa con Isak y Kulusevski, dos tipos con pimienta. Suecia avisó en La Cartuja y remachó en su casa. Para España crecen los problemas y las dudas.
En un suspiro, antes de los cinco minutos, el partido tiró los cartuchos de palomitas. Carlos Soler cortó la cinta de una jugada de laboratorio que culminó en un centro de Jordi Alba de los que lleva tres mil en su carrera. No se pudo saber cómo iba a afectar el arañazo a Suecia. Sacó de centro, a Busquets se le escurrió el envío de Soler e Isak envió una lengua de fuego sobre Unai Simón. Empate y el partido parecía un homenaje a la vuelta de Abba.
¿Qué necesita España para clasificarse para el Mundial de Qatar 2022?
Cada balón sobre Isak era un jeroglífico para la pareja Eric García-Laporte. Los tentáculos del atacante de la Real ya fueron una pesadilla en la Eurocopa. En Estocolmo repitió ante unos centrales que no eran capaces de tomarle las huellas digitales. Al lado de Isak desarrollaba travesuras Kulusevski, artista de la Juve, admirador de Kobe y políglota, aliado del regate y la fantasía. Esa sociedad causaba problemas.
España dominaba el balón, lo que no quiere decir que hiciera lo mismo con el partido. Cada pérdida desembocaba en el tren de la bruja. Suecia, con el plan en las espinilleras, lanzaba el balón a sus cohetes. Unai Simón evitó los bocados de Forsberg y Kulusevski. No serían los últimos.
La respuesta española moría en la orilla del área. Busquets y Koke no gobernaban el partido como en la reciente Eurocopa. En la banda derecha se asociaban con peligro Azpilicueta y Ferran Torres. En el otro costado Gerard Moreno se mostraba menos profundo. El pillo del Villarreal necesita la cercanía del área y ahí, cerca de la banda, parece menos Gerard y menos Moreno.
El milagro de Adama Traoré
Con el partido alocado y divertido pareció que el señor Taylor se zampó un penalti sobre Ferran Torres. El VAR en la UEFA sólo actúa si en el escenario se ven la pistola, la bala, el cuerpo de la víctima y los zapatos del asesino. Las protestas cambiaron de camiseta en una mano de Eric García en el área.
Cada selección ya había tirado la baraja tras pasarse por el vestuario. En otra diablura de Kulusevski el balón llegó a Claesson, que en el área remató por bajo ante Unai. Ya no había espacio para la pausa. Qatar sonaba a sitio lejano y Suecia, con yardas por delante, era el equipo de relevos de Jamaica.
Si la herida no fue irreparable se debió a que a Isak se le agotaron las ideas en los últimos metros en dos arrancadas de medio kilómetro. Los cruces de Eric García y Laporte dejaron viva a España. El recurso del milagro se encomendó al músculo de Adama Traoré. Su velocidad por la banda derecha y su arrancada incontenible sembró el pánico en algunas jugadas.
En el momento de la agonía, un paisaje habitual en la Eurocopa de las prórrogas y los penaltis, España buscaba un chamán. Se puso a vivir en el área sueca. El reloj asfixiaba al equipo español. Suecia había construido una barricada cerca de Olsen, sustituyó a Isak y Kulusevski y se limitó a despejar centros. España no encontró otra manera de hacer daño. Para llegar a Qatar habrá que cambiar de ruta.