El gran problema del FC Barcelona, en el partido ante el Calderón, radicó en que el equipo no fue, ni por asomo, el FC Barcelona. Estuvo más cerca del modelo Juve, rácano y conservador, que del gran referente futbolístico que ha hecho del Barça un estandarte del buen juego y del espectáculo, a nivel mundial. Y no es normal que estos jugadores salgan a especular con una renta justa, que no daba para especular. Se equivocó Luis Enrique y se equivocaron los jugadores. Messi y Neymar, por ejemplo, están irreconocibles, a años luz de su mejor nivel. El medio campo, salvo Iniesta, tampoco carbura al nivel que debería hacerlo. La temporada, en lo físico, está pasando una dolorosa factura a un equipo que pierde, con demasiada facilidad, la brújula de los partidos. Estamos ante la peor versión del Barça de los últimos tiempos, con tres derrotas consecutivas, ante R. Madrid, Real Sociedad y Atlético de Madrid. La triple derrota no es fruto de la casualidad. Ahora tampoco está el Tata Martino, como diana de palos y culpabilidades.
No quiero olvidarme del At. Madrid y de su gran mérito en la eliminatoria. Los colchoneros tienen un bloque ordenado y muy disciplinado, dirigido bajo la batuta del mejor técnico del mundo. Nadie puede sacar tanto partido a ese equipo, ni nadie lee y ejecuta los partidos, como el “Cholo” Simeone. Es un maestro de lo táctico. También es líder y jefe del vestuario. Sus jugadores ejecutan sus órdenes con una fidelidad y una empatía ejemplar. Ahí radica una buena parte del éxito colchonero. FC Barcelona y R. Madrid son, en cambio, la otra cara de la moneda. En los dos grandes hay demasiados jefes, mucho patrón y poco obrero.