Nuevo año, nueva temporada, otro proyecto pero mismas sensaciones y dinámicas. El Barça de Pesic no termina de arrancar en la Euroliga tras la disputa de los dos primeros encuentros. Moscú y Las Palmas de Gran Canaria demuestran que para competir en el alto nivel en la máxima competición continental, hace falta mucho más. Ese plus qué, hasta la fecha, el equipo azulgrana no le llega para intentar acercarse a los mejores. Y es que, tras dos campañas duras y amargas, la sección de baloncesto necesita dar un paso más y superar miedos pasados para sentirse, de nuevo, respetado en todas las pistas.
El equipo es vulnerable a domicilio, poco fiable a la hora de cerrar los partidos y, en ocasiones, sin saber gestionar las ventajas a su favor. Cierto es que el calendario inicial no acompaña (6 de los primeros 8 partidos lejos del Palau Blaugrana) pero hay plantilla suficiente para cambiar la dinámica. Kuric, Pangos, Singleton y Blazic deben ser piezas claves en su puesta en escena con la camiseta culé para ayudar a sus compañeros y devolver la alegría a un Palau deseoso de celebrar victorias en una de las “calderas” de la competición.
No hay tiempo de lamentaciones: próxima estación, el Bayern de Múnich. Toca ganar y empezar a visualizar el futuro con esperanza.