Son muchas las incógnitas que han rodeado a las competiciones europeas en los últimos tres meses. La UEFA ha ido estudiando la evolución de la pandemia en los diferentes países cuyos equipos todavía siguen en competición para la toma de decisiones. Aleksander Ceferin ha pretendido no dar pasos en falso y por eso ha retrasado hasta el próximo miércoles a eso de dar forma a lo que queda de competiciones europeas de clubes y selecciones.
La Champions League masculina, una vez que la femenina ya tiene a la Federación española como adjudicataria con las ciudades de San Sebastián y Bilbao como sedes, es la estrella de la telemática reunión. Los dirigentes de la UEFA han valorado muy diferentes opciones. Desde un inicio, y tras el aplazamiento de la Eurocopa 2020 al mes de junio de 2021, las competiciones de clubes fueron llevadas al mes de agosto, una vez que las Ligas locales ya hubieran terminado.
La idea inicial que más presencia tuvo en los despachos de la sede de Nyon fue la de jugar lo que restaba (cuatro partidos de vuelta de los octavos, más cuartos y semifinales), como siempre, con el broche de la final de Estambul el 29 de agosto. Algo parecido sucedía con la Europa League, pero pronto se dieron cuenta de que esa opción iba a suponer asumir muchos riesgos, por la cantidad de viajes y partidos por disputar. Las cadenas de televisión sí que apostaban por el formato de toda la vida.
El siguiente paso fue el de dejar las eliminatorias a un partido, reduciendo partidos, viajes y comprimiendo el calendario, pero muchos de los dirigentes, esos que el miércoles van a decidir el futuro del fútbol europeo, han pensado que se puede ira más allá y juntar cuartos, semifinal y final en una ciudad, a manera de lo que va a hacer la ACB con la Liga en Valencia o la NBA y la MLS en la ciudad de Orlando.
De esta manera, se reducen los viajes a un solo desplazamiento, los jugadores están más controlados y, en especial, se reducirian a once días, lo que habitualmente se disputa en mes y medio, algo fundamental para el arranque de la próxima temporada. Tanto es así que está final a ocho se podría jugar del 12 al 23 de agosto. De trece partidos por jugar, se pasaría a siete encuentros
En busca de la sede ideal
Otro asunto es la sede de esa fase final tan especial y diferente. Estambul sigue sin renunciar a la organización de la final. Es más, ayer el ministro turco de Deportes, Mehmet Kasapoglu afirmó: «No tengo ninguna duda de que (esta final) se disputará de la mejor de las maneras en Turquía. Estamos convencidos de que tendremos buenas noticias el 17 de junio». Ceferin siempre ha querido dar prioridad tanto a la ciudad turca como a la polaca Gdansk, organizadora de la final de la Europa League.
Mientras, ciudades como Lisboa y Múnich, a través de sus federaciones, han respondido a la llamada de la UEFA que busca alternativas por si finalmente Estambul no da el paso. Madrid, es decir la Federación Española, no ha movido pieza en ese sentido. La versión femenina viajará al País Vasco y eso cierra la opción de la capital de España.