En plena recta final de la campaña a la presidencia del Barça, se mantiene la ausencia de grandes nombres sobre el tapete, sabedores los candidatos de que el margen económico es tan exiguo que no hay espacio para los brindis al sol. En la planificación de la plantilla y la reconstrucción que debe seguir llevando a cabo el Barça, iniciada en una primera frase tras el 8-2, aflora la importancia de las renovaciones, que marcarán el futuro a corto y medio plazo de un equipo repleto de incógnitas.
La nueva dirección deportiva no tendrá solo que acometer bajas y tratar de buscar altas mirando más que nunca el calidad-precio, sino que deberá remangarse para renovar a una serie de futbolistas que definirán el Barça del futuro, lo que no será fácil dada la situación económica, con el límite salarial copado y allgunos de ellos merecedores de una subida importante. Empezando por Messi, cómo no, continuando por los jóvenes que han irrumpido este curso capitaneando la ilusión, Ansu, Pedri y Araujo, y acabando en dos futbolistas que acaban contrato en 2022, llevan sus años ya en Can Barça y se tendrá que decidir si se les amplía o se les pone en el mercado, caso de Dembélé y Sergi Roberto. Todo un marrón para el futuro ocupante del sillón presidencial.
La madre de todas las renovaciones, la que definirá qué será el Barça 21-22. El argentino acaba contrato en apenas cuatro meses y medio. Así que lo primero que tendrá que hacer el nuevo presidente será marcar su número en el teléfono para convencerle de que siga, transmitiéndole que el proyecto será ganador y que se procurará que el contrato actual no sufra una bajada como para invitarle a que se vaya. Se insiste desde todos los prismas que lo económico no será prioritario, así que dependerá más de estructura, fichajes, bajas y entrenador, de saber rodearle como debe estar rodeado un jugador de la talla de Leo, que de la oferta económica, siempre que cumpla unos mínimos. Si no sigue se abrirá un socavón imposible de llenar… aunque su sueldo desahogará el límite salarial.
Después de la de Messi, la segunda renovación en orden de importancia. Ansu Fati acaba contrato en 2022. Aunque en el club se haya defendido que pueden ampliar dos años más de manera automática y así prolongar hasta 2024, desde el entorno del delantero replican que esa cláusula es ilegal y Mendes, su representante desde hace meses, apretará para lograr un contrato a la altura de lo que ya ha ofrecido y de lo que puede llegar a ser. La lesión ha podido rebajar su caché (al menos no ha subido como lo venía haciendo en el inicio de curso), que ya de por sí es altísimo. Ofertas ha tenido y tendrá, pero el nuevo presidente no puede permitirse dejar escaparle. Si gana Laporta, es conocida su excelente relación con Jorge Mendes…
Araujo es otra de las sensaciones de este curso. El central uruguayo ha irrumpido con tanta fuerza que Koeman suspira para que regrese cuanto antes de la lesión y pueda formar dupla con Piqué. Su contrato finaliza en 2023 y ahora mismo están vigentes las condiciones que contemplaban su ascenso al primer equipo cuando firmó en agosto de 2018, a todas luces desactualizadas visto el rendimiento del jugador. Hace meses, antes de la dimisión de Bartomeu, ya se estaba hablando de una renovación hasta 2026, ahora en stand by a la espera del nuevo presidente. Mercado le sobra, aunque su claúsula es de 200 millones.
Caso muy distinto a los anteriores, porque Dembélé lleva ya cuatro temporadas en Can Barça y acaba contrato en 2022, por tanto en los próximos meses se debe decidir si se le renueva o se le vende para evitar el riesgo de que el próximo año se vaya gratis. Su rendimiento ha estado muy por debajo de un fichaje que que ya va por los 135 millones de euros, muy condicionado por las lesiones, con otro puñado de episodios alejados de la profesionalidad que se exige a un futbolista de su nivel, demasiado intermitente tras ya 100 partidos de azulgrana. En las últimas semanas su vida parece reconducida y en el campo ha alternado buenos momentos con otros decepcionantes, así que su caso exigirá estudio y riesgo. ¿Vender a un futbolista de 24 años con un talento indiscutible? ¿Renovar a un jugador con ficha altísima y que ha estado muy por debajo de las expectativas?
Junto con Ansu y Araujo, el otro joven que ha llegado para quedarse, titular indiscutible a sus 18 años y a las puertas de debutar con la absoluta. Un crecimiento que tendrá que ser reconocido en una revisión de contrato, porque desde luego este Pedri no tiene nada que ver con el que llegó en agosto al Camp Nou con el futuro en el aire, si salía cedido o se le daba una oportunidad. Pedri firmó hasta 2022 ampliable a 2024 pero aquellas condiciones ya no se ajustan a su nivel,. por lo que más allá de la duración del contrato se impone una revisión de las condiciones.
Sergi Roberto es un caso más parecido al de Dembélé, porque se trata de un veterano que acaba contrato en 2022 y con cuya salida ya se ha amagado en el último verano. No estuvo el catalán en las cuatro renovaciones de una tacada que cerró Bartomeu para adecuar salarios a la pandemia (Piqué, Ter Stegen, De Jong y Lenglet) y su temporada está siendo marcada por las lesiones. A sus 29 años y en su octava temporada como jugador del primer equipo se encuentra en un momento clave, buscar otra ampliación o un cambio de aires.