El sorteo de octavos de la Champions League dejará una visita cargada de simbolismo. Leo Messi visitará la casa de su compatriota, de su referente, la dulce morada del Diego. San Paolo será testigo de nuevo, varias décadas más tarde, de la aparición del futbolista por excelencia del momento… ¿y de la historia?.
No lo será, seguro, a los ojos de San Paolo. Allí se corono Maradona. En ese majestuoso estadio del sur de Italia encontró el ’10’ su lugar. Disfrutó el Nápoles de los mejores años del, para muchos, considerado mejor jugador de la historia. Y allí viajará ahora Leo. Con el ’10’ a la espalda, con su sexto Balón de Oro bajo el brazo y el reto, un año más, de recuperar el cetro europeo, ese que se le niega desde hace ya demasiado tiempo.
La relación entre ambos siempre fue buena. Compartieron vestuario en el Mundial de Sudáfrica, donde Diego ejercía de entrenador y Leo de estrella. El intercambio de elogios se ha repetido a lo largo de los años, con algún que otro episodio polémico en el que Maradona ponía en duda el liderazgo de su compatriota. «Es inútil querer hacer caudillo a un hombre que va 20 veces al baño antes del partido. Eso es de cajón. No lo endiosemos más. Messi es Messi jugando en Barcelona y Messi es Messi jugando con Argentina; con Argentina es uno más». Así llegó a cargar hace algo más de un año el astro argentino sobre Leo.
No es de extrañar, por tanto, que Leo encuentre una motivación especial para ese partido, en semejante escenario.Nunca antes visitó Messi el estadio de San Paolo en partido oficial. Lo hará en uno de sus mejores momentos. Aunque decir eso, en el caso del jugador azulgrana, es una constante a lo largo de toda su carrera.
El recuerdo de Manolas
Leo, por cierto, no guarda precisamente un buen recuerdo de su última visita a Italia. El recuerdo de Manolas y su gol con la Roma todavía permanecen en el baúl de los malos recuerdos del argentino. Un motivo más para reforzar su reinado, una motivación añadida para dar un golpe encima de la mesa de debate sobre el mejor de todos los tiempos.
La sombra del Diego es grande, enorme. Y prolongada. Tanto que esperará con sus mejores galas a Messi en San Paolo. Los tifos, las referencias en las gradas al ídolo de Nápoles cubrirán el estadio italiano para tratar de lanzarle un claro mensaje al astro argentino: Dios solo hay uno y su nombre es Diego Armano Maradona. Otra cosa bien distinta es que Messi esté de acuerdo…