El Real Madrid, es campeón de la Champions, y ya son 15 frente al Dortmund
Carvajal sirve la 15 al Rey de Europa
Un cabezazo soberbio del canterano inclina una final igualadísima, con un Dortmund pujante frenado por Courtois en el primer tiempo. Vinicius cierra la victoria en el tramo final
La Champions es esa competición que todos quieren, pero que domina el Real Madrid. El equipo blanco no la juega, la gana. Después de sufrir y ser inferiores al Dortmund en un primer tiempo sorprendente, el Madrid golpeó por sorpresa, en un balón aéreo, tras un córner de Kroos que remató Carvajal en el primer palo. Defensa y delantero, canterano, poseedor de seis Copas de Europa, la última rematada por Vinicius en el tramo final, para confirmar su candidatura al Balón de Oro. La Leyenda del Real Madrid es eterna.
«Entran como futbolistas, salen como leyendas». Ese cartel que valla el sagrado césped de Wembley, templo del fútbol, alfombró la 15, la Champions casi perfecta. Nunca hasta ahora el Madrid había sido campeón sin perder un partido. Lo ha hecho en una temporada inesperada, repleta de dificultades desde el inicio. Un ejercicio constante de supervivencia, reinvención y solidaridad de un grupo en constante crecimiento. Desde el arranque fulgurante de Bellingham, la dirección germánica de Kroos, la irrupción del talento de Brahim, la explosión del fenómeno Vinicius, la canonización de Lunin en Mánchester, el relámpago de Joselu ante el Bayern, hasta rematar con el arrebato rematador de Carvajal. La 15 eleva el trono del Rey de Europa, cada día más inalcanzable para sus competidores. El Borussia Dortmund evocaba la noche de la portería y el gol de Karembeu, la víspera de romper con la sequía de Copas de Europa con la Séptima. Fue en el 98, y desde entonces el equipo blanco suma nueve, destruyendo a aquellos que recordaban que los títulos se veían en blanco y negro.
La 15 corona al mejor equipo de la década, emparentado con el de Di Stéfano, Santamaría, Puskas o Gento, que recibe con los brazos abiertos a cuatro futbolistas memorables en el club de los seis trofeos. Kroos no podrá superarle por voluntad propia, y veremos qué ocurre con Nacho. Dani Carvajal y Luka Modric aspiran a mantener la estirpe de los campeones hasta el infinito y más allá, liderando a uno de los mejores equipos de la historia. Un cuadro camaleónico, capaz de demoler a los rivales de las maneras más diversas. Jugar bien es hacer lo mejor en el momento más conveniente. Nadie como el Madrid para adaptarse a cada duelo y superar los obstáculos. El destino blanco es ser campeón.
La final de Londres fue un camino de espinas. Ni en el cálculo más precavido se esperaba un primer tiempo tan agónico para el Real Madrid. Tramitó el arranque mal que bien, dominando sin llegar. Muy estirado, eso sí. Dejando espacios entre líneas. Duró 20 minutos el pacto de no agresión. Hummels tiró un pase raso, diagonal, hacia Adeyemi que aprovechó el paso en falso de Carvajal y se plantó solo ante Courtois. El belga empezó a justificar su presencia al obligar al punta a irse hacia banda y permitir que Carva taponara el remate.
La ocasión descorchó al Dortmund, vertical y supersónico para castigar cada pérdida de balón. Llegó por derecha, con centro de Sabitzer que no remató Adeyemi. Por el centro, con pase filtrado a Füllkrug que se estrelló en el palo, presumiblemente en fuera de juego. Y por izquierda, en un córner a favor del Madrid que detonó una contra amarilla de seis contra tres que llegó hasta Adeyemi y volvió a morir en los guantes de Courtois, de largo el mejor del Madrid en el primer acto.
Fue una bendición el descanso para un Madrid que no tiró a portería. Tuvo más tiempo la pelota, sí. No le sirvió de nada. Desconectados unos de otros, sólo el costado derecho mantenía el tipo, con Carvajal y Valverde. Rodrygo, desparecido. Bellingham, superado. Vinicius, en sus guerras. Y Kroos, impreciso, lo cual es noticia. En todos los sectores se impuso el Dortmund, más decidido en cada pelota. Clave la posición de Brandt, a la espalda de los medios, enlazando y ofreciéndose para descargar a los compañeros. A cada minuto que pasaba, el Madrid estaba más cerca de la derrota.
Corrigió algo Ancelotti en el descanso, asignando obligaciones defensivas a Vinicius y Rodrygo. Los dos primeros avisos fueron blancos, con un golpe franco de Kroos que sacó de la escuadra Kobel, y en el córner siguiente cabeceó libre Carvajal, alto. Tenía más presencia el Dortmund, con un plan más efectivo, pero ya no se veía tan cómodo. Tenía la pelota, pero ya no encontraba las líneas de pase despejadas. Partido equilibrado, parejo, expuesto a que un cambio afortunado o un error desnivelase la balanza.
Pudo aprovecharlo Jude Bellingham, que apenas tuvo peso en el juego, pero irrumpió en el área a un centro cerrado de Vini. El brasileño entró en combustión y tras provocar un córner con un caño de tacón sobre Ryerson, llegó el ‘0-1. Como en el córner que abrió el segundo tiempo, Kroos sirvió al primer palo, apareció Carvajal como en el Pizjuán y colocó un cabezazo inmortal. El gol que soñó Dani, el niño que puso con Di Stéfano la primera piedra de Valdebebas.
El gol desató al Madrid, que pudo agrandar la herida ante un Dortmund aturdido. Pudo marcar Belingham en pase atrás de Camavinga, que obligó después a Kobel a sacar el segundo de la escuadra. Nada pudo hacer tras un error de Maatsen, porque a los amarillos ya les temblaban las piernas. La pelota cayó a Bellingham, que cedió la gloria a Vinicius. A la jaula. Terzic lo intentó todo, metió dos puntas más, pero el destino estaba escrito. No tuvo ni el asomo de esperanza que daba un gol de cabeza de Füllkrug, en fuera de juego. La 15 es blanca. El Rey de Europa no tiene quién le haga sombra.