España se lleva una victoria de seis puntos
Pese al sufrimiento y el juego mediocre, los goles de Fornals y Ferran y el pinchazo de Suecia en Grecia vuelven a poner a España dependiendo de sí misma
España llegaba a Kosovo a conquistar nuevas tierras y, de paso, a esperar una ayuda de Grecia en el otro partido del grupo. Lo primordial era ganar, como fuera pero ganar. Y digamos que así se ganó, de aquella manera, por decir algo. El pinchazo sueco no hizo sino aumentar el grado de felicidad de La Roja. Si algo podía soñarse era con esa doble combinación de resultados que vuelven a poner a España dependiendo de sí misma para llegar a la meta qatarí el año próximo.
Luis Enrique dejó su sello con el once. Él es el seleccionador y le pagan por ello. Cambió a seis jugadores respecto al partido ante Georgia, entendemos que por refrescar el tema físico en estas ventanas de tres partidos que se han sacado de la manga los tipos de traje y corbata que comen bien y se beben el agua de los floreros, que decía el maestro. Bueno, que nos desviamos del tema. El caso es que el asturiano lavó la cara de la selección. Y vaya si lo hizo. Que le dicen que Llorente es mejor de interior, pues le pone de lateral. Que le dicen que Abel Ruiz no tiene entidad para estar en el once, pues le quito y pongo a Fornals, aunque en realidad el del West Ham entró por Sarabia… Menudo es el técnico para esas cosas. Desde luego no pasa desapercibido, no. También alineó de inicio a Reguilón, aunque esta decisión motivada por los problemas físicos de Jordi Alba, el titular habitual en el puesto.
Luis Enrique había avisado en la previa que con Kosovo cero confianzas. Y en eso tenía razón. Que los nombres de esos muchachos sean difíciles de escribir e imposibles de pronunciar no significa que no sepan jugar al fútbol. Inferiores a España, sí, pero de ahí a llegar al estadio, bajarse del autobús y golear, pues no.
Y se vio desde el principio. Que España iba a dominar y a tener la posesión, se sabía. Que España iba a conceder ocasiones, porque si no, no sería España, también se sabía. Kosovo tenía muy claro su plan de acción. Cerraditos atrás, bien colocados y a esperar su oportunidad. Además, los kosovares saben mover la pelota. Tienen criterio para buscar al compañero bien situado y entre las que concedíamos, resbalón de Laporte mediante, y las que se fabricaban, buen chut de Rashani que se marchó fuera por poco, el caso es que no podíamos vivir con tranquilidad. A España, con Fornals y Ferran muy abiertos para ensanchar el campo, le costaba un mundo crear peligro. Vamos, lo de siempre.
Y una cosa estaba clara. ‘Jugábamos’ también en Grecia, en el duelo de Suecia, pero si España no ganaba en Kosovo, casi daba igual lo que hicieran los nórdicos en tierras helenas. Así que había que ponerse las pilas porque según pasaba la primera parte, la sensación era de que aquello se podía poner muy crudo.
Pero no hay nada como poner en duda una decisión del míster, para que uno de sus elegidos, Fornals, sacara su zurda a relucir para abrir el marcador en el minuto 32. No parecía que iba a llegar ese gol, porque España no lo estaba mereciendo, pero llegó y bien que nos alegramos, por supuesto.
Muchas veces, en este tipo de partidos en el que se supone que eres superior a tu rival, lo más difícil es abrir la lata. Según pasa el tiempo, llegan las dudas si no vas ganando. No fue el caso.
Kosovo subió líneas y aumentó la presión. Pero España se siente como en casa a la hora de sobar la pelota y tener la posesión. Y así llegó al descanso con 0-1, pero que pudo ser 0-2 tras un cabezazo de Morata que se fue por un pelo.
De susto en susto
Quedaba claro que en la reanudación convenía poner cuanto antes tierra de por medio en el marcador porque en cualquier momento Kosovo podía meter el miedo en el cuerpo. Y vaya si lo hizo. En el minuto 52, otro fallo garrafal atrás, dejó a Muriqi en el mano a mano ante Unai Simón. Los metros que recorrió en solitario el delantero local recordaron, salvando las distancias, a aquella carrera de Robben en 2010… Y volvió a salir cara, aunque esta vez sin milagro del portero. El jugador de la Lazio la quiso ajustar tanto que se le marchó rozando el poste. Un aviso muy serio de lo que podía pasar.
Parecía evidente que con dejar pasar los minutos no iba a valer. El reloj corría lento, Kosovo se estaba creciendo y la defensa española era una broma. Cada vez costaba más tener la pelota y de crear peligro, ya ni hablamos. El sufrimiento de España empezaba a ser el gran protagonista del partido. Y quedaba todavía media hora. Mala señal.
Era el momento para que la calidad hiciera acto de presencia. Los que sí hicieron acto de presencia fueron Azpilicueta y Adama Traoré, por Soler y Fornals. Llorente subió al centro del campo y el equipo pareció ganar en equilibrio. También debió ganar en algo de tranquilidad cuando le llegó la noticia de los goles de Grecia ante Suecia. Jugando mal, se iba ganando y el rival directo iba perdiendo. Resultadistas nos llaman…
Como decimos, los minutos parecían detenerse. Mirabas al reloj, 70 minutos. Mirabas 20 minutos después, y marcaba el 74. Media hora después, ya habíamos llegado al 79. El 90 no es que estuviera lejos, es que parecía que no iba a llegar nunca. Y de Grecia seguían llegando buenas noticias, aunque ese reloj también iba a cámara lenta.
Los sustos seguían, faltaría más, pero las manos de Unai y la mala puntería de los kosovares impedían el empate. España parecía un flan y ya ni siquiera podíamos vivir de la posesión. Y mientras, Suecia ponía el 2-1. Más madera.
Albiol y Merino fueron las últimas apuestas de Luis Enrique para sobrevivir en el juego y en el marcador. Pero por fin, España cazó un contragolpe que culminó Ferran para hacer el 0-2 en el minuto 89. Ni que decir tiene que el linier levantó el banderín señalando fuera de juego, así que estábamos en manos del VAR. Más sufrimiento. El señor colegiado de la televisión dijo un ratito después que el gol era válido. Y se acabó, por fin. Qué bonito es el fútbol cuando ganas, aunque no juegues a nada.
Las cuentas de España: vuelve a depender de sí misma
España, pese a las dudas ofrecidas en los últimos partidos y la derrota ante Suecia, vuelve a depender de sí misma para acceder de manera directa al próximo Mundial de Qatar. La victoria ante Kosovo, unida a la derrota de Suecia en Grecia deja a los de Luis Enrique con la clasificación directa en su mano.
A falta de cuatro jornadas para el final de esta fase de grupos, España lidera el grupo B con 13 puntos y seis jornadas disputadas. Suecia, con nueve puntos y dos partidos menos, ya no depende de sí misma.
La derrota en Grecia da aire a España que, ganando sus dos compromisos ante Grecia y la propia Suecia, estaría en la próxima cita mundialista en Qatar de manera directa. En caso de que España ganase esos dos encuentros, a Suecia no le alcanzaría con superar a Kosovo y Grecia en las dos próximas jornadas para alcanzar el primer puesto.
Grecia también tiene opciones
Sin embargo, tanto Suecia como la última invitada a la fiesta, Grecia, también dependen de sí mismas. Si ambas ganan los partidos que les quedan de aquí al final (incluido el que ambas tienen con España) también podrían quedar primeras de grupo.
El calendario que queda:
JORNADA 7
Georgia – Grecia
Suecia – Kosovo
JORNADA 8
Suecia – Grecia
kosovo – Georgia
JORNADA 9
Georgia – Suecia
Grecia – ESPAÑA
JORNADA 10
ESPAÑA – Suecia
Grecia – Kosovo