Olmo revoluciona al Barça
El Barcelona consiguió su tercer triunfo consecutivo en Liga y se coloca como líder en solitario. El triunfo culé se basó, al igual que en Valencia, en una segunda parte excelente. Supieron remontar y dar la vuelta al marcador después de que Unai López hubiera adelantado al Rayo. El gran protagonista fue Dani Olmo que salió en la segunda mitad para revolucionar el partido y dar la victoria a su equipo con el segundo. Llegar y besar el santo
Vallecas es una plaza incómoda para el Barça. Llegaban los azulgranas sin ganar en ninguna de sus últimas tres visitas. Pero no sólo eso, porque los madrileños, salvo en el último 3-0 encajado, también le habían sacado los colores a los azulgranas con un triunfo y un empate en el Camp Nou. Flick dijo en la previa que el pasado no le importaba, pero una cosa es decirlo y otra hacerlo.
Porque el Rayo salió dispuesto a repetir hazaña. Sin minutos para el tanteo, los de Íñigo Pérez salieron en tromba en busca del gol. Llegaban por todos lados. Espino superando a Koundé, Isi por el centro buscando el disparo desde la frontal, pero, sobre todo, De Frutos entrando por banda derecha. Pérez leyó bien la debilidad del Barça. Flick había sentado a Balde para dar la titularidad a Gerard Martín. Y por ahí el Rayo percutió una y otra vez.
Así llegó el gol a los diez minutos. De Frutos superó a su par, Koundé no supo salir para dejarle en fuera de juego habilitando su posición, y dio un certero pase a Unai López para que adelantara al Rayo en el marcador. Un gol que venía a hacer justicia por lo que se estaba viendo en Vallecas.
El Barça no supo encontrar la vía de la reacción. El Rayo tenía muy claro por dónde tenia que cerrar el paso a los azulgranas. No dejaban jugar a Pedri en la medular que a la media hora llevaba un discreto 64% de efectividad en el pase. Espino fue una pesadilla tanto para Lamine Yamal como para Koundé en banda derecha. Ninguno de los dos era capaz de superarle. Y en el centro Lewandowski vivía perdido entre los centrales rivales. Además, la banda izquierda no existía porque Gerard Martín subía muy poco y Ferran siempre tiende hacia el centro.
El resultado fue un Barcelona inocente con apenas tres chutes desde lejos que no crearon peligro a Cárdenas. Ni siquiera una de las típicas roscas de Lamine que detuvo sin grandes problemas porque le salió muy centrada. El Rayo no sufría, aunque sí es cierto que con el paso de los minutos el escenario del partido fue cambiando y se trasladó al campo del Rayo como centro de operaciones.
En los dos partidos anteriores, la segunda parte del Barcelona había sido considerablemente mejor a la primera. Además, Flick tenía un bala reservada como era la de Dani Olmo, el flamante fichaje culé que ya estaba inscrito, pero no había salido como titular. Entró y el partido fue otro. Nada más salir estuvo a punto de provocar un penalti y diez minutos después estrellaba un balón en el palo.
Así llegó el gol a los diez minutos. De Frutos superó a su par, Koundé no supo salir para dejarle en fuera de juego habilitando su posición, y dio un certero pase a Unai López para que adelantara al Rayo en el marcador. Un gol que venía a hacer justicia por lo que se estaba viendo en Vallecas.
El Barça no supo encontrar la vía de la reacción. El Rayo tenía muy claro por dónde tenia que cerrar el paso a los azulgranas. No dejaban jugar a Pedri en la medular que a la media hora llevaba un discreto 64% de efectividad en el pase. Espino fue una pesadilla tanto para Lamine Yamal como para Koundé en banda derecha. Ninguno de los dos era capaz de superarle. Y en el centro Lewandowski vivía perdido entre los centrales rivales. Además, la banda izquierda no existía porque Gerard Martín subía muy poco y Ferran siempre tiende hacia el centro.
El resultado fue un Barcelona inocente con apenas tres chutes desde lejos que no crearon peligro a Cárdenas. Ni siquiera una de las típicas roscas de Lamine que detuvo sin grandes problemas porque le salió muy centrada. El Rayo no sufría, aunque sí es cierto que con el paso de los minutos el escenario del partido fue cambiando y se trasladó al campo del Rayo como centro de operaciones.
En los dos partidos anteriores, la segunda parte del Barcelona había sido considerablemente mejor a la primera. Además, Flick tenía un bala reservada como era la de Dani Olmo, el flamante fichaje culé que ya estaba inscrito, pero no había salido como titular. Entró y el partido fue otro. Nada más salir estuvo a punto de provocar un penalti y diez minutos después estrellaba un balón en el palo.
Pero no fue sólo Olmo. Flick movió bien sus piezas. Sentó a Ferran que no había estado bien y situó a Raphinha en banda izquierda. Esto obligó a abrirse a la defensa del Rayo lo que creó huecos en el cuadro local. El Barça iba en tromba y encerraban a su rival en el área. El gol se veía venir y fue Pedri el que igualó la contienda después de un excelente pase de Raphinha.
Y faltaba la guinda. Puso ser Lewandowski, pero su gol lo anuló Soto Grande por una foto anterior de Koundé. El honor estaba reservado para el debutante Olmo. El recién llegado aprovechó una buena jugada de Lamine Yamal para marcar su primer gol como azulgrana. Dani celebró el tanto señalando su muñeca como si llevara un reloj en referencia todo lo que ha tenido que esperar para jugar.