Ovacionado y aplaudido. Svetislav Pesic entró, 14 años después, al parquet del Palau Blaugrana recibiendo todo tipo de elogios de una afición cansada y decepcionada con la trayectoria de su equipo en estos últimos tiempos.
A sus 68 años, el técnico serbio entiende que no atesora en su poder a esa plantilla ganadora qué conquistó un histórico triplete en 2003 (Bodiroga, Jasikevicius, Fucka, Navarro, Nacho Rodríguez), aunque intentará, con sus limitaciones, cambiar la cara a un conjunto débil mentalmente y demasiado irregular. Trabajo y defensa. Intensidad y lucha. En definitiva, aspectos básicos para un grande sí quiere aspirar a algún título hasta final de temporada.
Sin posibilidad en una Euroliga donde el balance es paupérrimo – 7 victorias y 15 derrotas en 22 partidos – la Liga ACB y la Copa del Rey (sí se disputa) aparecen como un buen flotador para una sección que, desde ya, empieza a planificar la próxima campaña. Bartzokas y Sito Alonso no pudieron reconducir la etapa post Xavi Pascual. Sin el entrenador de Gavà, el equipo navega sin rumbo tras dos años de curvas y altibajos. Y la falta de regularidad se acusa a lo largo de un curso donde la exigéncia del calendario pasa factura y de qué manera.
No hay una clave para entender la situación de la sección en estas dos largas y duras campañas, aunque la falta de un referente para la afición del Palau y las salidas de Satoransky y Abrines a la NBA una vez renovados por el Barça, hicieron daño en las oficinas del Blaugrana. Pesic, con 5 meses por delante de trabajo, asume una misión complicada y atractiva: un Barça ganador.