El Girona sigue en estado de gracia
Un solitario gol de Portu y las paradas de Gazzaniga, todo ello en la primera parte, da un nuevo triunfo al líder, que ya saca doce puntos al tercero
Un día después de un nuevo tropiezo del Barcelona, el Girona ganó en Balaídos (0-1) para mantenerse invicto a domicilio y meter once puntos sobre el tercer clasificado. Europa, la Champions y la Supercopa de España quedan más cerca para el equipo de Míchel, cuyo sueño sigue vivo. Pasan las jornadas, ya van 22, y el Girona sigue ahí, por encima de todos. El «ya caerá» cada vez suena con menos fuerza.
En Vigo le valió con un gran arranque, un buen gol de Portu y después las paradas de Gazzaniga. Todo eso sucedió en una primera parte frenética. En la segunda, el partido cayó al nivel del estado del terreno de juego: fue pobre y no pasó casi nada.
El Celta dejó la iniciativa al Girona y el líder lo aceptó de buen grado. Cogió la pelota y avasalló a su rival como mejor sabe: jugando a fútbol, asociándose, con sus laterales siendo dañinos por dentro y por fuera. Guaita sacó dos cabezazos a Dovbyk, que no pudo colocarse Pichichi en solitario, antes de que Portu batiera al meta valenciano. Fue una gran jugada con Miguel Gutiérrez como pieza clave. El lateral tuvo la pausa para esperar a Portu, que lo hizo de maravilla. Con el control desbordó a Starfelt y después la colocó al palo corto, con tranquilidad.
Después llegó el momento de Gazzaniga, que ya había avisado de su inspiración en un remate raso de Mingueza antes del 0-1. El meta argentino desvió al larguero con la yema de los dedos un cabezazo de Larsen a bocajarro y después le quitó un balón a Douvikas cuando el griego trató de regatearle. El propio Douvikas dispuso unos minutos más tarde de la más clara, tras un error grave de Arnau. Con todo a favor, el delantero se precipitó y remató blandísimo. El partido no daba un respiro, de un área a otra. Y eso que el césped, pésimo, no ayudaba.
Pero todo se quedó ahí, porque la segunda parte fue de lo más anodina. El Celta es un equipo sin confianza y los golpes de la primera parte fueron demasiado. Tampoco ayuda el momento de forma de su estrella, Iago Aspas. Al Girona le sirvió con el control y en su área, con las buenas acciones de Blind y Gazzaniga, muy seguros. Balaídos terminó pidiendo la cabeza de su técnico. Las dos realidades de LaLiga: al Celta no le sale nada y el Girona está tocado por la varita.