El director deportivo del Girona Quique Cárcel ha salido a rueda de prensa para explicar la situación del club y cómo se han gestado estas semanas donde el club catalán ha vuelto a caer a la división de plata. «Sé que hay mucha gente que quiere preguntas y quiere una explicación y hoy es un buen día para ello», decía Quique antes de comenzar.
Máximo responsable y pensar en dimitir: «Cuando digo que soy el máximo responsable, es porque desde que he llegado aquí he sido muy respetado por la propiedad. Todo lo que he hecho hasta ahora ha sido decisiones que he tomado junto a mi equipo de trabajo. Llegando hasta donde hemos llegado, habiendo crecido como hemos crecido, tenían que llegar malos momentos. Ha sido un crecimiento brutal como club. Hemos llegado a un punto muy importante, tenemos la perspectiva de llevar a este club hasta donde creemos que puede llegar pero está claro que la caída ha sido fuerte».
«Yo también necesito energía, recobrar ilusiones y gracias a toda la gente que tengo, con el respeto que recibo y con una propiedad que mira en la vertiente futbolísitica, quiero decir que la energía la vuelvo a tener. Me he entregado a cuerpo y alma por intentar salvar al club, he dejado muchas cosas de lado como asuntos familiares. Cuando llega el momento y no consigues el objetivo es difícil. La gente que está a mi lado me da la energía que necesito».
No tomar decisiones en las últimas jornadas: «Me dedico a tomar decisiones y a hacer cosas las cuales se me valora por el objetivo final. El post-Machín era muy complicado, con una plantilla hecha a la cual valoro mucho. Todos se han vaciado para la salvación. No puedo decir nada de ellos. Sabía que sería un cambio difícil este año. He tirado por un sentimiento de proyecto, y a la persona que traje le pedí ciertas cosas que siento».
«Si analizamos un poco la realidad, tenemos que ser coherentes. La primera vuelta acaba con 24 puntos, jugando un fútbol más asociativo el cual creemos para el futuro. Comenzamos la segunda vuelta y el equipo tiene dos lesiones muy importantes (Mojica y Aday) y está claro que el hecho de tener que reforzamos se valoró. Esta competencia creo que ha existido, han jugado muchos jugadores y han salido chicos del filial. Dentro de nuestros parámetros económicos lo hicimos. Somos el Girona y el presupuesto es el que es».
«Se junta luego la Copa del Rey, jugamos bien pero los resultados no eran justos. El club ha sufrido dos pequeñas crisis: después del partido ante el Huesca, que nos quedamos a dos puntos del descenso. Hago reuniones y la respuesta de todos es brutal, conseguimos ganar en el Bernabéu, sumar puntos y la situación era idílica con 34 puntos a falta de muchas jornadas. En este punto nadie me podía decir que echara al entrenador. En este punto todos queríamos que llegara la victoria y no llegaba, entonces llegó la segunda mini crisis».
«Después del partido de Villarreal estamos a un cierto margen del descenso y vi que lo mejor era sacar esto con espíritu de club. Esa semana se juntan tres partidos. Celta, Valladolid y Sevilla. Aquí comenzamos a ver que la situación no era para estar contentos. Contra el Valladolid hicimos el peor partido de la temporada. Ahí yo me quedo solo, porque todo el mundo quería una cosa que yo no. Haber hecho otra cosa era una locura».
Qué va a pasar ahora: «Estamos en una dirección en la cual tenemos la suerte que tenemos una propiedad que visualiza lo que quiere y que entiende que hay que volver a poner los cimientos para volver. Nadie ha tirado la toalla. Es el espíritu que existe hoy, sabiendo que hay una gran tristeza. Si no visualizara que puedo llevar al club donde quiero, hoy no estaría sentado aquí».