Rafa Nadal sigue ganando en su tierra de Roland Garros: amedrenta a Ruud y suma 14 títulos y 22 ‘Grand Slam’
El balear, campeón por primera vez en 2005, firma la final perfecta ante un rival inferior que pierde los últimos juegos y recibe un rosco
Rafael Nadal, en una final de ‘Grand Slam’ marcada por la posibilidad de un no retorno a la ciudad que le ha hecho leyenda, derrotó a Casper Ruud por 6-3, 6-3 y 6-0.Fue con un revés paralelo a la línea tras 2 horas y 18 minutos.
De esta forma, a sus 36 años y 2 días, se convierte en el mosquetero más longevo en la prestigiosa Phlippe Chatrier, superando la marca de su compatriota Andrés Gimeno, con 34 años y 10 meses cuando superó a Patrick Proisy.
La eterna tiranía de Nadal en Roland Garros va hasta el punto que dos Reyes de España le han visto ganar en directo París: de Juan Carlos I a Felipe VI.
«Rafa, Rafa, Rafa«, se escuchaba desde la grada incluso antes de empezar. La organización había decidido que el trofeo lo diera Billie Jean King.
Nunca antes había habido tanta unanimidad en favor del español en la capital gala. Estaba a tan solo una victoria de agrandar aún más su historia en el mundo del tenis.
A Ruud se le fue la pelota para atrás en el primer punto de la final. Los nervios le pasaban factura. Jugaba contra el tenista del póster, el que tiene una estatua en la entrada del recinto del Bois de Boulogne.
El noruego ganó un punto en el primer juego al resto. Había amenaza de lluvia y por eso el techo retráctil estaba listo para cerrarse en caso de que fuera necesario. Finalmente salió el sol, un aliado más para el vencedor porque se multiplicaba el efecto de sus golpes.
Casper es un tenista de tierra con todo lo que eso conlleva: pasa muchas pelotas, pero le faltan tiros ganadores para desbordar a los más grandes. Y Rafa es el más grande.
A los ocho minutos llegaron las dos primeras bolas de ‘break’ para el campeón. Su rival salvó una, pero claudicó con la segunda gracias a un pasante de derecha.
El marcador era de 2-0 y los gritos seguían siendo favorables al manacorí. Daba igual que la final durara poco. El fin justificaba los medios y en este caso lo único valido para los asistentes era la victoria de Nadal.
Dos dobles faltas del balear, una a 139 kilómetros por hora y otra a 146 km/h, fueron la antesala del primer juego de Ruud, con el tercer error no forzado de su adversario, esta vez con una derecha a la red.
El nórdico se quedó muy rápido sin argumentos tenísticos para plantar cara. Supuestamente su mejor tiro es la derecha y no para de fallar con ella. De las 14 finales disputadas por Rafa era el nombre de menor entidad.
La parte alta del cuadro de Roland Garros era un camino lleno de minas y en la de abajo ‘top10’ tan poco fiables como Daniil Medvedev, Stefanos Tsitsipas y Anfdrey Rublev. Sólo Rublev pisó los cuartos y cedió con Marin Cilic, que es todo menos un jugador de arcilla.
Nadal flaquea con el saque
Casper se agarró al partido con lo que le quedada, aprovechando la debilidad del saque de su rival. La tercera doble falta situó un tanteo de 3-1 y servicio para el noruego. Aparecían tímidamente banderas de su país. Era el momento de demostrar si le podía o no la presión de tomar la iniciativa. Le pudo.
Nadal es un tenista prácticamente infalible en la cancha que le vio nacer y crecer. De los 519 partidos jugados ha decantado a su favor 474. Su porcentaje de éxito supera el 91 por ciento.
El finalista cedería los siguientes cinco juegos ante un ser superior. Su contrincante estaba obsesionado en darle con la derecha y dejaba una autopista en mitad de la central. En el banquillo del español reinaba la tranquilidad como en las dos finales disputadas con Dominic Thiem.
La camiseta de la buena suerte
Jordi Robert ‘Tuts’, agente del campeón de 22 grandes en la multinacional Nike, lucía la misma camiseta de 2005 con el número 13 en el dorso. La elástica de la buena suerte ya ha visto ganar a Rafa 14 veces en París.
La secuencia de juegos perdidos por Ruud alcanzaría los 11. La sentencia y el rosco estaban servidos. Es lo que pasa cuando juegas con tu ídolo.
Estas son las palabras que todos loa amantes del deporte queríamos escuchar
Nadal: «No sé lo que pasará en el futuro pero lo voy a seguir intentando». La grada quiere seguir viendo al rey de París en la pista y Rafa despeja los nubarrones sobre una posible retirada.