Rice y Merino dejan tocado de muerte a Ancelotti

Dos golazos del inglés y uno con la zurda de Mikel Merino desnudan al Madrid, que vive una pesadilla en Londres. El desplome del equipo de Ancelotti pone la eliminatoria casi imposible

El Real Madrid cayó con estrépito en Londres, poniendo casi imposible el pase a semifinales. El hundimiento fue rotundo a partir del cañonazo extraordinario de Declan Rice que abrió la vía de agua que desarboló al equipo blanco. Desde ahí, el Madrid desapareció del césped, sin respuesta en el césped ni en el banquillo, agravando todos los síntomas que lleva semanas mostrando. Sin chispa, sin alma, sin fútbol. Una noche trágica, impropia del campeón de Europa. Difícil creer en un milagro en ocho días. 

Aún tendrá que agradecer el equipo blanco el primer tiempo de tregua. El Madrid despierta un respeto reverencial en Europa. No está bien, se nota en sus secuencias de pases, atropelladas, repletas de rechaces, pero aún así tuvo controlado el primer acto. El Arsenal, que arrancó con dudas en la retaguardia (antes del minuto ya se había resbalado Kiwior para dejar a Mbappé en ventaja), tardó en encontrar la ruta correcta para hacer daño, las combinaciones cerca del área.

Porque el Madrid se comportó en la primera parte como un bloque sólido y solidario, juntándose en pocos metros para no tardar en echar un cable al compañero. Con Valverde y Alaba en los laterales, Rodrygo y Bellingham actuaron como interiores. Les penalizó en ataque, pero lo agradeció el bloque. Hubo sustos, sí. Un córner venenoso de Saka que sacó Saliba casi en la línea sin querer, obviamente. Uno de Vinicius, que buscó la rosca desde entro del área, y del VAR, que se tiró un buen rato analizando una mano natural de Asencio tras remate de Martinelli. Como de estas se han pitado y no se han pitado en LaLiga, imposible saber si la decisión de Peljto fue la correcta. Sigan. La misma orden que decretó tras un robo en banda de Bellingham, pase en profundidad al espacio y Mbappé mano a mano ante Raya. Se escoró para cruzar, pero remató al centro, malgastando una ocasión clara, de las que debe aprovechar un crack. 

Se escurría el primer tiempo cuando el Arsenal mostró sus credenciales. Dotado para el toque corto, encajonó al rival en torno al área y circuló hasta explotar a Saka. Se fue por la banda, centró cerrado y duro, punteó Courtois y la pelota recorrió el área chica sin encontrar rematador. Después le encontró Odegaard al hueco, con idéntica solución. Centro tenso, sin rematador. Y remataron el primer acto con un centro desde línea de medios que cabeceó bien Rice, manoteó Courtois, voleó Martinelli y volvió a intervenir Thibaut, decisivo para alcanzar la pausa en tablas. 

La pausa restableció los valores iniciales del duelo. Ritmo bajo y riesgo cero. O casi. Mucha más tensión que fútbol. Amagó con golpear el Madrid en un pase interior y tenso de Rüdiger que filtró de primeras para Mbappé, pero el francés remató al lateral de la red. Así estábamos, sin que pasara nada relevante, hasta que pasó. Persiguió Alaba a Saka por el medio hasta derribarle. Golpe franco a distancia ideal para zurdo, barrera reducida de cuatro. Asumió Rice, un diestro, buscando la rosca por fuera. Perfecto. A la jaula. 1-0. 

Pintaba feo. Porque los de arriba no aparecían, y cuando intervenían era para perder la bola. Así que los ‘gunners’ olieron la sangre y abrieron fuego a discreción. Combinó cerca del área hasta encontrar a Martinelli, que remató duro, sacó Courtois, recogió Merino, salvó Alaba, y en el rebote volvió a insistir Merino, pero sacó Thibaut. En el córner, Rice encontró el balón en el área y cruzó el remate. Salvó Bellingham bajo palos. Lejos de reaccionar, el Madrid se encogió y concedió otra falta en la frontal, esta vez perfil para diestro. La cogió Rice, claro. Y la ejecución fue maravillosa. Duro, al palo del portero, con curva por fuera, a la misma escuadra. Maravilloso.

El desplome del campeón fue estrepitoso. Se veía en las caras. Tampoco ayudó Ancelotti, que hizo los cambios con cuentagotas. Metió a Lucas por Modric para subir a Valverde al medio, y antes de entrar en acción recibió el tercero. Controló Lewis-Skelly en la frontal, asombroso en su movilidad por todo el campo, metió el pase al área y con la zurda, de primeras, Mikel Merino colocó junto al palo. 

Intentó con timidez salir el Madrid, pero no le da. Entraron Fran García y Brahim, este a falta de cinco minutos. Ni para presionar. Vinicius recibió algún que otro balón para encarar. Los perdió todos. Como Rodrygo. El Emirates coreó con olés las últimas circulaciones del Arsenal, muy superior. Tanto que es difícil imaginar una remontada en sólo una semana. La peor noche del Madrid en lustros. 

Fuente Marca.com