El futuro entrenador del Barça Quique Setién, desveló en primera persona su ideario en mayo de 2018 en Primera Plana. Su concepto del juego, lo que demanda de sus futbolistas… Su mirada cambió tras ver al Barcelona de Cruyff. Afirma que el dibujo no marca las diferencias. Así piensa el que será nuevo técnico del Fútbol Club Barcelona
El fútbol es mi vida. Lo ha sido siempre. El juego, el balón, el césped… Son mis pasiones. Este deporte ha sido el principal significado de mi vida en todos los sentidos desde que era pequeño y jugaba en el patio, pasando por mi época de jugador profesional, mi actual puesto de entrenador en el Betis y creo que será así hasta que me muera.
Siempre he sentido el fútbol a través del balón. Era lo que mamé desde que cogí los primeros balones en el patio del colegio. El balón fue el centro en mi época como futbolista y también lo es ahora. Cuando era jugador, el entrenador me intentaba marcar pautas de conducta según lo que requiriese la situación. Los entrenadores te dirigen y te piden cosas que a veces no entiendes o con las que no estás de acuerdo, como era en ocasiones mi caso. A veces intentaba hacer lo que me pedían y no me salía. En el campo me intentaba mover con libertad, hacer mi fútbol. Fue cuando vi jugar al Barcelona de Cruyff cuando empecé a entender cómo funcionaban realmente las cosas. Aprendí muchísimo con ellos.
Cuando comencé a entrenar, y también ahora, veía muchas cosas. Muchos conceptos de equipos diferentes. Nunca tuve la capacidad para inventar, así que siempre me he estado fijando en lo que hacían los demás para luego ir incorporando matices propios. Siempre lo hago desde una filosofía de juego que es mía y particular, la misma que se veía cuando jugaba y se ve ahora que soy entrenador.
El modelo de juego lo fundamento principalmente en la conservación del balón, esa es mi máxima. Si tienes el balón nadie te va a hacer gol, salvo que te lo marques en tu propia portería, claro está. Cualquier jugador disfruta mucho más del fútbol con el balón en los pies que corriendo detrás de él. Siempre trato de transmitir unas directrices para que los jugadores sepan que, estando bien colocados y asociándose bien, pueden conservar el esférico durante más tiempo, llegar al área rival con más claridad y por tanto multiplicar las opciones de conseguir la victoria. Si tratas de conservar el balón, todo resultará mucho más sencillo.
Mi modelo de juego se puede implementar en cualquier equipo. Cuando llegué a Lugo en Segunda B me decían que ahí no se podía jugar de esa manera al fútbol. Que los campos no eran buenos y que no había jugadores de calidad para realizar ese fútbol. Es verdad que, teniendo buenos futbolistas que estén dotados técnicamente, la tarea es más sencilla. Jugarás mejor y tendrás más sencillo superar la presión rival, pero a veces simplemente consiste en un buen entendimiento.
EL FÚTBOL, COMO EL AJEDREZ
A veces, a los jugadores les puede costar captar esa idea futbolística. Es lo mismo que me ocurre a mí cuando juego al ajedrez. Muchas cosas me las han explicado mil veces, pero no las entenderé en mi vida. Hay jugadores que les cuesta, que comprenden las indicaciones, pero son buenos en otras facetas. El tiempo pone a cada uno en su sitio. La realidad es que cualquier futbolista que entienda el espacio, el tiempo, las posiciones, todo ese tipo de elementos, luego podrá ser mejor futbolista porque recibirá el balón solo, tendrá tiempo para combinar mejor o para tirar a puerta. No tengo un sistema concreto o preferido. Vamos cambiando según las necesidades del partido. Durante el choque, el dibujo va cambiando mucho. En ocasiones arrancas con cinco defensas entre los que están dos laterales que luego pasan a ser carrileros, en otras estás con dos o tres por dentro… Depende de las situaciones. Influye el tipo de jugador que tengas en ese rato disponible. Puedes tener un sistema para un futbolista, pero se cansa y, si no tienes un recambio natural, debes modificar el dibujo. Tratamos de no tener un sistema definido siempre, sino que prevemos la posibilidad de cambios que puedan alterar lo que se espera de nosotros el rival. En cualquier caso, lo que no cambia es la esencia de lo que tenemos. Esa que nos dice que tenemos que salir desde atrás con el balón, combinar para tratar de llegar arriba con claridad pasándonos la pelota y aprovechando o provocando la debilidad del rival.