Poco más se puede añadir respecto a la trayectoria deportiva y humana de Johan Cruyff. Desde el pasado jueves, se ha escrito y se ha hablado con profusión de la gran figura del holandés. Desde este humilde punto de vista, simplemente quiero relatar mis vivencias en aquellos años. Tuve la fortuna de seguir la actualidad diaria, además de los viajes del primer equipo, durante la etapa de Johan como técnico. Era una relación cercana, que no se reducía, únicamente, a las ruedas de prensa. Con Johan, en general, existía muy buena sintonía. Sus apariciones públicas eran muy interesantes, sus explicaciones convincentes y aquel atascado y muy peculiar castellano, añadía un plus de ironía y encanto a sus comentarios. En sus primeros años de entrenador, los periodistas compartíamos avión y hotel con el equipo. Tiempo después, Johan aconsejó a la directiva que los medios de comunicación nos alojáramos en diferente hotel, situación que se gestionó sin ningún problema, dado que, tanto técnico como jugadores, nos atendían con suma amabilidad, en su hotel, la fecha previa al encuentro. Todo ello coordinado por el mejor jefe de prensa de la historia del fútbol, el recordado y querido maestro Ricard Maxenchs, figura clave al lado del mejor Cruyff. A Johan le llegué a entrevistar, a pie de campo, antes y después de los partidos. Incluso en pleno descanso, antes de que arrancara la segunda parte. Nos atendía a todos, sin distinciones. Admitía la crítica, siempre que llegara desde el respeto y el buen criterio y era cómplice de nuestros problemas, ya fueran profesionales o personales. Era transpartente. En definitiva, como escribí el triste día del fallecimiento, Joan fue un gran profesional, un revolucionario, un emblema pero, por encima de todo, Johan era muy buena gente.
Años más tarde, conocí a Jordi Cruyff, con quien compartí micrófono durante su etapa de comentarista en RADIO MARCA BARCELONA. Les aseguro que, de tal palo, tal astilla. Jordi es un tipo con unos principios y una educación exquisita, de una personalidad arrolladora. Desde el RCD Espanyol, por ejemplo, me cuentan maravillas de su etapa blanquiazul, con una profesionalidad y una entrega absoluta. Un diez en todo. Para Jordi, para el querido Mariano Angoy, para el resto de la familia, mi abrazo y agradecimiento. Un orgullo, personalmente, haber conocido y compartido horas de vida y de radio con un mito de tanta categoría como el Señor D. HENDRIK JOHANNES CRUYFF, un mito. Fue un verdadero placer, Johan!!